SEMINARISTAS DE LA ARQUIDIOCESIS DE SALTA
Bienvenidos amigos a nuestro Blog. ¡Que el Señor y la Virgen del Milagro los colmen de bendiciones!
viernes, 29 de enero de 2010
martes, 24 de noviembre de 2009
lunes, 9 de noviembre de 2009
miércoles, 26 de agosto de 2009
LA RENOVACIÓN DEL PACTO DE FIDELIDAD: ALIANZA DE VIDA. Por: Marcelo Singh, 4º de teología.
Durante la procesión en honor al Señor y Virgen del Milagro, hay un momento clave: la renovación del pacto de fidelidad. Desde niños hemos escuchado a nuestros mayores, entre lágrimas y gestos de alegría, recitar esta oración sencilla y cargada de sentido, antes de volver a la Catedral. Y con el paso de los años valoramos este rezo, y nos resulta importante participar con nuestra voz. Pero ¿es el pacto una oración más?, ¿su vivencia se agota en la procesión, en una intersección de Avenidas? Tratemos de crecer en la comprensión del Pacto recurriendo a sus orígenes.
Al plantearnos el surgir de esta tradición religiosa podemos situarla en la historia del Milagro como tal, pero también debemos afirmar que sus auténticas raíces se nutren en un ámbito mucho más universal, que es el de la historia de la salvación. Descubrimos la realidad profunda del “Pacto”, en su núcleo vital: las Sagradas Escrituras. A partir de la ellas se realiza una síntesis con el acontecer histórico de Salta.
Alianza y renovación.
Podemos constatar en el Antiguo Testamento distintas alianzas sucesivas. Estas han sido concertadas por Dios con Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, David, etc., y contenían la promesa de la salvación mesiánica (por ejemplo Gn 12; 15; Ex 19). Con la Encarnación del Señor se plenifica y llega a su cumplimiento. “Pero ahora Cristo ha recibido un ministerio muy superior, porque es el Mediador de una Alianza más excelente fundada sobre promesas mejores” (Hb 8,6) se trata de una “Nueva Alianza entre Dios y los hombres” (Hb 9, 15) Al decir “ahora” el escritor sagrado nos ubica en los últimos tiempos, que son superlativos en relación al período de la Ley. Es una dinámica que integra para elevar, puesto que no hay una anulación, sino un reconocimiento de los componentes de la historia salvífica, que hallan su realización definitiva en el Señor.
Hacer un pacto con Dios es recibir la gracia que gratuitamente quiere ofrecernos. Esta donación busca la redención del hombre, más allá del mérito o del pecado de este. El Señor toma la iniciativa, y el hombre asiente a esa invitación divina, y se integra en el proyecto del Padre. El pacto exige una respuesta de fe, en la que se persevera, a veces, y otras se sucumbe. La misericordia del Señor dura por siempre, por ello es posible renovar su Alianza.
El pacto se efectúa en un contexto de libertad. Por un lado, Dios, quien no está condicionado por nuestras particulares características para elegirnos en un diálogo de salvación; y por otro nuestra libertad, limitada y finita, por la cual respondemos a ese diálogo o nos cerramos a toda comunicación.
Estamos frente a una realidad magnífica: se nos propone la unión con Dios. Esta situación que interpela personalmente en la vocación, se convierte en la decisión del pueblo en la Alianza. Decisión que va acompañada por la fuerza del Dios que hace ser, que imprime a través de la alianza la verdadera identidad, la pertenencia de Amor: “Ellos serán mi Pueblo y yo seré su Dios” (Ez 37, 23).
La novena nos introduce en el corazón de la festividad, que en el triduo va desarrollando una profunda y feliz densidad, que es un latido acelerado pues está cercano el gran día. La procesión llega a su cenit durante la renovación del pacto de fidelidad. Este es un momento de historia salvífica, la Iglesia en Salta se une a esa vivencia eterna y siempre nueva del Dios que nos sale al encuentro.
Es comunión con Dios, y la Santa Madre, la Soberana Emperatriz de los cielos y tierra. También es fraternidad, todos somos parte, no como una masa indiferenciada, sino como una comunidad convocada por el Señor de la Historia, animada profundamente por el Espíritu Santo, y acogida entrañablemente por el Padre Providente, que es el mismo Dios que suscita la respuesta del Pacto.
El pacto se produce en un espacio y tiempo concretos, manifestando la esencia de nuestra particular vivencia religiosa. Su renovación a modo de oración vocal, ubicada en la vida litúrgica de la Iglesia que peregrina en Salta, y que se traduce en la existencia cristiana, se remite a los albores del Milagro, en 1694, año en que aconteció el 1° gran terremoto, epicentro de la fidelidad del Señor para con su pueblo.
La oración.
El texto cristaliza en 1844, y su desarrollo hasta la forma final se extiende algunos años más. Su lenguaje solemne es digna consecuencia de la realidad que significa: el amor misericordioso del Padre en Jesucristo por su pueblo. La Liturgia de la Palabra genera el ámbito propicio para la Renovación del Pacto. Se caracteriza por la gratitud y el compromiso, pues el cristiano debe prolongar en su vida esa alianza de amor, tratando de ser fiel al Señor, encarnando el Evangelio de la vida.
“Divino Jesús Crucificado y Señor Nuestro del Milagro, el pueblo de Salta hoy postrado en vuestra presencia, viene a renovar los votos de sus mayores, cuando acudiera a vos encontrando remedio en su aflicción”.
El pueblo reconoce a su Señor, y por ello tiene un gesto de reverencia y se “postra”, lo hace con el corazón y en la humildad, pero también porque se sabe pecador y perdonado. No es un pacto de igual a igual, es una alianza, el Señor tiene la iniciativa de franquear la insondable distancia que nos separa, a través de su abajamiento redentor.
Arrojado a la deriva de las aguas caudalosas del “Pacífico”, golpeado en las ásperas arenas del Callao, Jesús sigue tomando la iniciativa, desde un anonadamiento que llama a la conversión de los corazones. ¿Puede surgir otra respuesta? En realidad el corazón se derrite ante tanto amor, pero la naturaleza, aunque elevada por el Redentor, no ha perdido sus debilidades, personales y colectivas, por ello como pueblo debe renovar su parte del Pacto. El Señor no necesita renovar, porque el siempre permanece fiel, pero nosotros sí. Así hemos de expresar una y otra vez la voluntad amorosa de corresponder, desde nuestra existencia, al amor de Dios.
El Señor de Nuestra historia es Jesucristo, el Crucificado, el que ha muerto por nuestros pecados. De su Cruz brotan los rayos, signos de redención. Frente a él todos vienen a “renovar” hoy, puesto que cada año y cada pacto constituyen una situación distinta. Esta actualización que se celebra el 15 de Septiembre está en la red de vida, que cada día tejen los salteños al confirmar el pacto, diciendo “hoy también quiero, y queremos renovarlo”. Esta respuesta nos liga a nuestros mayores, conformando nuestra identidad auténtica, y más aún realizando la comunión con la Iglesia celeste, así se anticipa la alianza eterna. El pueblo vive y encarna la muerte y resurrección, porque en la pascua muere el hombre viejo, el pueblo viejo, deteriorado por sus frivolidades, egoísmos, corrupciones, para que se transfigure como hombre nuevo, que busca incesantemente los valores del Reino.
“Sí, ante esa Cruz que nos enviasteis a través de los mares para ser nuestro escudo y defensa, juramos, lo que juraron nuestro padres, teneros siempre por Padre, Abogado y Patrono, y reconocer vuestra real Soberanía sobre todos los pueblos, y especialmente sobre el nuestro”.
De esta manera recordamos el origen de la devoción y la espiritualidad, recuperando la génesis histórica: el envío de la imagen por parte de Mons. Francisco de Vitoria. La protección del Señor es un gran don, que exige nuestra atención vital, y es por ello que hay juramento. El mismo consiste en poner a Jesús como el centro de la vida de Salta, y de todos los pueblos. Esta perspectiva universal es la manifestación de lo que somos: Iglesia católica. El crucificado es el Rey, así la kénosis y la glorificación se introducen en el corazón de esta liturgia.
“Confesamos que sois el Camino, la verdad y la vida, así de los individuos como de las familias, pueblos y naciones; y que lejos de vos y de los esplendores de Vuestra Cruz sólo se encuentran engaños y amarguras”
Nuevamente se acentúa quién es Jesús, en quien creemos, primero, de forma, personal. Esto no es sinónimo de individualismo, sino que lo experimentado por el sujeto se expande, necesariamente, en la familia. Ella, como iglesia doméstica, también le dice al Señor: “Aquí estamos”. Luego el pueblo, es decir la comunidad animada por el Espíritu Santo.
“Hacemos nuestro el pacto de fidelidad celebrado por nuestros antepasados, prometiendo que vos, dulce Jesús, serás siempre nuestro, y que nosotros seremos siempre tuyos”.
Nos apropiamos de un pacto celebrado, y esto no es heredar sólo una tradición, sino que implica la identidad cristiana: pertenecer íntegramente a Dios. Esta realidad es expresada en futuro, advirtiendo que es siempre imperfecta, y por ello presenta constantes desafíos de recreación. Y Él nos pertenece. Nos preguntemos: ¿realmente le pertenecemos? ¿Qué aspectos de la vida personal, y comunitaria, están al margen de la Alianza con el Señor?
“Extiéndanse vuestros brazos sobre este pueblo y la Nación Argentina, para protegernos y defendernos; y haced que las verdades de nuestra fe y enseñanzas de la Iglesia, sean siempre el Norte de nuestras acciones y el fundamento inconmovible de nuestras instituciones ¡Señor del Milagro, salvad y bendecid nuestro pueblo!
Que sus brazos se extiendan, es el móvil, el modelo que nos impulsa a salir de nuestra autosuficiencia y cerrazón, y así poder manifestar frutos de santidad, no sólo para mí, sino también para nuestra comunidad y sociedad, generando el eco admirable de una vida cristiana en serio. Sobre todo somos interpelados a tender la mano a los hermanos más pobres, a quienes se encuentran sumidos en la marginación, en la angustia de la noche oscura, a ellos especialmente debe llegar la presencia misericordiosa y compasiva del Señor del Milagro.
El localismo del Milagro, se convierte en local, para abrir a la patria una fuente de bendiciones. Los salteños brindan su tesoro más preciado y real. Los cerros que rodean nuestro valle se transforman en amplias planicies que permiten comunicar con liberalidad la gracia y el Amor de Dios. Debemos seguir creciendo en esta proyección, no por un ímpetu de fomentar el turismo religioso, o mostrar un llamativo fenómeno folclórico, sino porque es tarea del cristiano hacer fructificar los dones, y no enterrarlos.
El marco de la vida eclesial, para celebrar el Pacto de Fidelidad en este año 2009, está teñido de acontecimientos muy especiales, que son también expresión elocuente de la Providencia que nos sorprende siempre con algún “detalle” de amor. Por un lado el Año Sacerdotal, que promueve la acción de gracias por el don del sacerdocio para la Iglesia y la oración por el clero. Entonces, renovar el pacto de fidelidad para los sacerdotes, tendrá un sentido de fortalecer la alianza, es decir su consagración. Y para todo el pueblo de Dios será un compromiso de rezar más por sus sacerdotes, y vivir la corresponsabilidad en la construcción del Reino. Por otro lado, presenciamos la atmósfera cercana de Aparecida, que ha derivado en el lanzamiento de la misión continental, en nuestro país. Por lo cual, el “pacto” también nos llevará a profundizar en el ser discípulos misioneros, y colaborar activamente como protagonistas en la misión continental, que quiere forjar una actitud de vida, en la actividad pastoral y en la experiencia de cada bautizado.
Sabemos que la oración del pacto es doble, se dirige al Señor primero, y luego a nuestra Señora del Milagro. En esta ocasión sólo he presentado el texto del Señor, nos falta ahondar en la oración a la Madre. Tal loable labor cedo a cada lector, y para ello transcribo el texto, para que sea fuente inspiradora de oración y contemplación:
Virgen Inmaculada, Madre y Señora Nuestra del Milagro,
el pueblo de Salta postrado a vuestros pies,
quiere reconocer y renovar los votos de sus padres,
al jurar vuestro patronato y ponerse bajo vuestra protección.
Sí, en presencia del cielo y de la tierra,
hacemos nuestro el voto que en Setiembre de 1692 hiciera este pueblo,
de celebrar los días en que os manifestasteis
su especial Protectora, y juramos teneros siempre
por Madre y Abogada nuestra.
Y Vos Señora, dignaos bendecir y proteger este pueblo
mirándolo como heredad vuestra,
para que sea siempre fiel a la fe,
a las enseñanzas de la Iglesia
y a los compromisos contraídos.
Nuestra Señora del Milagro, rogad por nosotros. Amén.
Marcelo Singh
Al plantearnos el surgir de esta tradición religiosa podemos situarla en la historia del Milagro como tal, pero también debemos afirmar que sus auténticas raíces se nutren en un ámbito mucho más universal, que es el de la historia de la salvación. Descubrimos la realidad profunda del “Pacto”, en su núcleo vital: las Sagradas Escrituras. A partir de la ellas se realiza una síntesis con el acontecer histórico de Salta.
Alianza y renovación.
Podemos constatar en el Antiguo Testamento distintas alianzas sucesivas. Estas han sido concertadas por Dios con Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, David, etc., y contenían la promesa de la salvación mesiánica (por ejemplo Gn 12; 15; Ex 19). Con la Encarnación del Señor se plenifica y llega a su cumplimiento. “Pero ahora Cristo ha recibido un ministerio muy superior, porque es el Mediador de una Alianza más excelente fundada sobre promesas mejores” (Hb 8,6) se trata de una “Nueva Alianza entre Dios y los hombres” (Hb 9, 15) Al decir “ahora” el escritor sagrado nos ubica en los últimos tiempos, que son superlativos en relación al período de la Ley. Es una dinámica que integra para elevar, puesto que no hay una anulación, sino un reconocimiento de los componentes de la historia salvífica, que hallan su realización definitiva en el Señor.
Hacer un pacto con Dios es recibir la gracia que gratuitamente quiere ofrecernos. Esta donación busca la redención del hombre, más allá del mérito o del pecado de este. El Señor toma la iniciativa, y el hombre asiente a esa invitación divina, y se integra en el proyecto del Padre. El pacto exige una respuesta de fe, en la que se persevera, a veces, y otras se sucumbe. La misericordia del Señor dura por siempre, por ello es posible renovar su Alianza.
El pacto se efectúa en un contexto de libertad. Por un lado, Dios, quien no está condicionado por nuestras particulares características para elegirnos en un diálogo de salvación; y por otro nuestra libertad, limitada y finita, por la cual respondemos a ese diálogo o nos cerramos a toda comunicación.
Estamos frente a una realidad magnífica: se nos propone la unión con Dios. Esta situación que interpela personalmente en la vocación, se convierte en la decisión del pueblo en la Alianza. Decisión que va acompañada por la fuerza del Dios que hace ser, que imprime a través de la alianza la verdadera identidad, la pertenencia de Amor: “Ellos serán mi Pueblo y yo seré su Dios” (Ez 37, 23).
La novena nos introduce en el corazón de la festividad, que en el triduo va desarrollando una profunda y feliz densidad, que es un latido acelerado pues está cercano el gran día. La procesión llega a su cenit durante la renovación del pacto de fidelidad. Este es un momento de historia salvífica, la Iglesia en Salta se une a esa vivencia eterna y siempre nueva del Dios que nos sale al encuentro.
Es comunión con Dios, y la Santa Madre, la Soberana Emperatriz de los cielos y tierra. También es fraternidad, todos somos parte, no como una masa indiferenciada, sino como una comunidad convocada por el Señor de la Historia, animada profundamente por el Espíritu Santo, y acogida entrañablemente por el Padre Providente, que es el mismo Dios que suscita la respuesta del Pacto.
El pacto se produce en un espacio y tiempo concretos, manifestando la esencia de nuestra particular vivencia religiosa. Su renovación a modo de oración vocal, ubicada en la vida litúrgica de la Iglesia que peregrina en Salta, y que se traduce en la existencia cristiana, se remite a los albores del Milagro, en 1694, año en que aconteció el 1° gran terremoto, epicentro de la fidelidad del Señor para con su pueblo.
La oración.
El texto cristaliza en 1844, y su desarrollo hasta la forma final se extiende algunos años más. Su lenguaje solemne es digna consecuencia de la realidad que significa: el amor misericordioso del Padre en Jesucristo por su pueblo. La Liturgia de la Palabra genera el ámbito propicio para la Renovación del Pacto. Se caracteriza por la gratitud y el compromiso, pues el cristiano debe prolongar en su vida esa alianza de amor, tratando de ser fiel al Señor, encarnando el Evangelio de la vida.
“Divino Jesús Crucificado y Señor Nuestro del Milagro, el pueblo de Salta hoy postrado en vuestra presencia, viene a renovar los votos de sus mayores, cuando acudiera a vos encontrando remedio en su aflicción”.
El pueblo reconoce a su Señor, y por ello tiene un gesto de reverencia y se “postra”, lo hace con el corazón y en la humildad, pero también porque se sabe pecador y perdonado. No es un pacto de igual a igual, es una alianza, el Señor tiene la iniciativa de franquear la insondable distancia que nos separa, a través de su abajamiento redentor.
Arrojado a la deriva de las aguas caudalosas del “Pacífico”, golpeado en las ásperas arenas del Callao, Jesús sigue tomando la iniciativa, desde un anonadamiento que llama a la conversión de los corazones. ¿Puede surgir otra respuesta? En realidad el corazón se derrite ante tanto amor, pero la naturaleza, aunque elevada por el Redentor, no ha perdido sus debilidades, personales y colectivas, por ello como pueblo debe renovar su parte del Pacto. El Señor no necesita renovar, porque el siempre permanece fiel, pero nosotros sí. Así hemos de expresar una y otra vez la voluntad amorosa de corresponder, desde nuestra existencia, al amor de Dios.
El Señor de Nuestra historia es Jesucristo, el Crucificado, el que ha muerto por nuestros pecados. De su Cruz brotan los rayos, signos de redención. Frente a él todos vienen a “renovar” hoy, puesto que cada año y cada pacto constituyen una situación distinta. Esta actualización que se celebra el 15 de Septiembre está en la red de vida, que cada día tejen los salteños al confirmar el pacto, diciendo “hoy también quiero, y queremos renovarlo”. Esta respuesta nos liga a nuestros mayores, conformando nuestra identidad auténtica, y más aún realizando la comunión con la Iglesia celeste, así se anticipa la alianza eterna. El pueblo vive y encarna la muerte y resurrección, porque en la pascua muere el hombre viejo, el pueblo viejo, deteriorado por sus frivolidades, egoísmos, corrupciones, para que se transfigure como hombre nuevo, que busca incesantemente los valores del Reino.
“Sí, ante esa Cruz que nos enviasteis a través de los mares para ser nuestro escudo y defensa, juramos, lo que juraron nuestro padres, teneros siempre por Padre, Abogado y Patrono, y reconocer vuestra real Soberanía sobre todos los pueblos, y especialmente sobre el nuestro”.
De esta manera recordamos el origen de la devoción y la espiritualidad, recuperando la génesis histórica: el envío de la imagen por parte de Mons. Francisco de Vitoria. La protección del Señor es un gran don, que exige nuestra atención vital, y es por ello que hay juramento. El mismo consiste en poner a Jesús como el centro de la vida de Salta, y de todos los pueblos. Esta perspectiva universal es la manifestación de lo que somos: Iglesia católica. El crucificado es el Rey, así la kénosis y la glorificación se introducen en el corazón de esta liturgia.
“Confesamos que sois el Camino, la verdad y la vida, así de los individuos como de las familias, pueblos y naciones; y que lejos de vos y de los esplendores de Vuestra Cruz sólo se encuentran engaños y amarguras”
Nuevamente se acentúa quién es Jesús, en quien creemos, primero, de forma, personal. Esto no es sinónimo de individualismo, sino que lo experimentado por el sujeto se expande, necesariamente, en la familia. Ella, como iglesia doméstica, también le dice al Señor: “Aquí estamos”. Luego el pueblo, es decir la comunidad animada por el Espíritu Santo.
“Hacemos nuestro el pacto de fidelidad celebrado por nuestros antepasados, prometiendo que vos, dulce Jesús, serás siempre nuestro, y que nosotros seremos siempre tuyos”.
Nos apropiamos de un pacto celebrado, y esto no es heredar sólo una tradición, sino que implica la identidad cristiana: pertenecer íntegramente a Dios. Esta realidad es expresada en futuro, advirtiendo que es siempre imperfecta, y por ello presenta constantes desafíos de recreación. Y Él nos pertenece. Nos preguntemos: ¿realmente le pertenecemos? ¿Qué aspectos de la vida personal, y comunitaria, están al margen de la Alianza con el Señor?
“Extiéndanse vuestros brazos sobre este pueblo y la Nación Argentina, para protegernos y defendernos; y haced que las verdades de nuestra fe y enseñanzas de la Iglesia, sean siempre el Norte de nuestras acciones y el fundamento inconmovible de nuestras instituciones ¡Señor del Milagro, salvad y bendecid nuestro pueblo!
Que sus brazos se extiendan, es el móvil, el modelo que nos impulsa a salir de nuestra autosuficiencia y cerrazón, y así poder manifestar frutos de santidad, no sólo para mí, sino también para nuestra comunidad y sociedad, generando el eco admirable de una vida cristiana en serio. Sobre todo somos interpelados a tender la mano a los hermanos más pobres, a quienes se encuentran sumidos en la marginación, en la angustia de la noche oscura, a ellos especialmente debe llegar la presencia misericordiosa y compasiva del Señor del Milagro.
El localismo del Milagro, se convierte en local, para abrir a la patria una fuente de bendiciones. Los salteños brindan su tesoro más preciado y real. Los cerros que rodean nuestro valle se transforman en amplias planicies que permiten comunicar con liberalidad la gracia y el Amor de Dios. Debemos seguir creciendo en esta proyección, no por un ímpetu de fomentar el turismo religioso, o mostrar un llamativo fenómeno folclórico, sino porque es tarea del cristiano hacer fructificar los dones, y no enterrarlos.
El marco de la vida eclesial, para celebrar el Pacto de Fidelidad en este año 2009, está teñido de acontecimientos muy especiales, que son también expresión elocuente de la Providencia que nos sorprende siempre con algún “detalle” de amor. Por un lado el Año Sacerdotal, que promueve la acción de gracias por el don del sacerdocio para la Iglesia y la oración por el clero. Entonces, renovar el pacto de fidelidad para los sacerdotes, tendrá un sentido de fortalecer la alianza, es decir su consagración. Y para todo el pueblo de Dios será un compromiso de rezar más por sus sacerdotes, y vivir la corresponsabilidad en la construcción del Reino. Por otro lado, presenciamos la atmósfera cercana de Aparecida, que ha derivado en el lanzamiento de la misión continental, en nuestro país. Por lo cual, el “pacto” también nos llevará a profundizar en el ser discípulos misioneros, y colaborar activamente como protagonistas en la misión continental, que quiere forjar una actitud de vida, en la actividad pastoral y en la experiencia de cada bautizado.
Sabemos que la oración del pacto es doble, se dirige al Señor primero, y luego a nuestra Señora del Milagro. En esta ocasión sólo he presentado el texto del Señor, nos falta ahondar en la oración a la Madre. Tal loable labor cedo a cada lector, y para ello transcribo el texto, para que sea fuente inspiradora de oración y contemplación:
Virgen Inmaculada, Madre y Señora Nuestra del Milagro,
el pueblo de Salta postrado a vuestros pies,
quiere reconocer y renovar los votos de sus padres,
al jurar vuestro patronato y ponerse bajo vuestra protección.
Sí, en presencia del cielo y de la tierra,
hacemos nuestro el voto que en Setiembre de 1692 hiciera este pueblo,
de celebrar los días en que os manifestasteis
su especial Protectora, y juramos teneros siempre
por Madre y Abogada nuestra.
Y Vos Señora, dignaos bendecir y proteger este pueblo
mirándolo como heredad vuestra,
para que sea siempre fiel a la fe,
a las enseñanzas de la Iglesia
y a los compromisos contraídos.
Nuestra Señora del Milagro, rogad por nosotros. Amén.
Marcelo Singh
martes, 25 de agosto de 2009
EL NUEVO MISAL ROMANO PARA ARGENTINA. CLAVES PARA SU RECEPCIÓN Y COMPRENSIÓN. Por: Marcelo Singh. 4º de Teología, Seminario Mayor de Tucumán.
Introducción.
Cuando recibimos un libro recién editado nos encontramos frente a un mundo por descubrir. Al tomar el ejemplar entre nuestras manos, podemos adoptar distintas actitudes: interés por el contenido (recurrimos al índice), atracción por el diseño, indiferencia o disgusto por la encuadernación, etc. Nos pueden importar aspectos más superficiales, u otros más profundos.
Hoy también la presentación de un libro nuevo, despierta distintas actitudes en nosotros. La diferencia con el común de las ediciones, es que se trata de un libro litúrgico, un Misal. Para realizar un primer acceso, es necesario considerar algunos aspectos contextuales, y luego centrarnos en el material en sí.
En este trabajo exponemos algunos aportes para la recepción, y la comprensión del nuevo Misal Romano de 2009 para Argentina. Se basan, principalmente, en las ponencias realizadas durante el 23º Encuentro de Estudios de la S.A.L. (Sociedad Argentina de Liturgia), por los siguientes disertantes: R. P. Dr. Rubén M. Leikam O.S.B, Pbro. Lic. Mario Haller, Pbro. Lic. Cristian Gramlich y Mons. Mario Antonio Cargnello.
Una de las preguntas más acuciantes, que se plantea con entusiasmo, es ¿qué novedades encontraremos? Las novedades del Misal pueden ser resumidas en tres puntos:[1]
1. Enriquecimiento
v formularios nuevos y/o completos
v oraciones nuevas y/o alternativas
v antífonas
2. Correcciones
v de oraciones
v de referencias bíblicas
v errores presentes en la editio typica latina
3. Reestructuración y/o cambios
v formularios que integran secciones
v rúbricas
El Pbro. Leikam, quien ha participado directamente en la realización del trabajo, afirma: “La traducción de nuestro Misal es absolutamente propia, adoptando criterios sintácticos, semánticos y morfológicos también propios. Cabe agregar que también ha sido consultada oportunamente la Academia Argentina de Letras, quien ha brindado su aporte. Dado que muchas oraciones, como también antífonas, se encuentran repetidas en diversos formularios, se ha tenido sumo cuidado en mantener una misma e idéntica traducción de las mismas.”[2]
Nos encontramos frente al “fruto de un trabajo llevado adelante con dedicación y espíritu pastoral, para poner al alcance de las comunidades, las riquezas de la liturgia eucarística, renovada por el Concilio Vaticano II y de acuerdo con su espíritu y disposiciones”.[3](Haller)
Principios fundamentales
Es necesario recordar algunas pautas contextuales, para comprender el sentido de una nueva traducción del misal.
ü Unidad del Rito y adaptaciones.
Nos interesa remarcar que, la adaptación responde a la misma dinámica encarnatoria, tratando de aproximar el mensaje de salvación a la comprensión humana. Y esta situación se constituye en la rica urdimbre de la unidad, que se define por la armonía en la diversidad, y su vitalidad a parir del “espíritu litúrgico”. “La Iglesia no pretende imponer una rígida uniformidad en aquello que no afecte a la fe o al bien de toda la comunidad ni siquiera en la liturgia por el contrario, respeta y promueve el genio y las cualidades peculiares de las distintas razas y pueblos y admite en la liturgia todo lo que de bueno hay en ellos con tal que se pueda armonizar con el verdadero y auténtico espíritu litúrgico.”(SC 37)
La opción es por la unidad, y no por la uniformidad. “Salvada la unidad sustancial del rito romano, se admitirán variaciones y adaptaciones legítimas a los diversos grupos, regiones, pueblos, especialmente en las misiones” (SC 38).
El Papa Benedicto XVI, explicita esta temática, y plantea como finalidad: la participación. “Por tanto, para una participación más eficaz de los fieles en los santos Misterios, es útil proseguir el proceso de inculturación en el ámbito de la celebración eucarística, teniendo en cuenta las posibilidades de adaptación que ofrece la Ordenación General del Misal Romano” (Stum Ctis. 54) Es provechoso prestar atención al carácter dinámico de la inculturación, en el marco de un proceso, que a la vez cuenta con diversas posibilidades. Se trata de un tema complejo. Su planteo, en un primer nivel de consideración, se debe a su carácter genérico.
ü Ars Celebrandi y respeto de los libros litúrgicos.
El concepto de ars celebrandi, por el cual se expresa la integridad del ministro para celebrar la Eucaristía, guarda un vínculo estrecho con la obediencia y atención hacia los libros litúrgicos. “Para una adecuada ars celebrandi es igualmente importante la atención a todas las formas de lenguaje previstas por la liturgia: palabra y canto, gestos y silencios, movimiento del cuerpo, colores litúrgicos de los ornamentos. En efecto, la liturgia tiene por su naturaleza una variedad de formas de comunicación que abarcan todo el ser humano. La sencillez de los gestos y la sobriedad de los signos, realizados en el orden y en los tiempos previstos, comunican y atraen más que la artificiosidad de añadiduras inoportunas. La atención y la obediencia de la estructura propia del ritual, a la vez que manifiestan el reconocimiento del carácter de la Eucaristía como don, expresan la disposición del ministro para acoger con dócil gratitud dicho don inefable.” (Stum. Ctis. 40)
La esencia del ars celebrandi es referencial, puesto que es actio Dei, y porque conforma un binomio con la actuosa participatio. “El ars celebrandi es la mejor premisa para la actuosa participatio” (Stum. Ctis. 38)
Cuando se define el arte de celebrar, se puede traducir sencillamente como celebrar bien. Esto incluye la nota de buena disposición acorde al “espíritu la liturgia”, con una preparación adecuada. También la creatividad, aprovechando la riqueza que ofrece nuestro rito, respetando las indicaciones de los libros litúrgicos, reconociendo de esta manera la centralidad de la comunión (en sentido eclesial). La concepción del proceso de comunicación es enjundiosa, y siempre está patente en la liturgia, por tanto el ars celebrandi debe ser celoso en respetar las instancias de la comunicación humana.
ü La participación de los fieles. Actuosa Participatio.
En continuidad con lo señalado, podemos reconocer un concepto insoslayable: la participación. “En la revisión de los libros litúrgicos, téngase muy en cuenta que en las rúbricas esté prevista también la participación de los fieles.” (SC 31)
Ahora bien, qué se entiende por participación en la liturgia:
§ es algo interno y externo (SC 11)
§ consciente (SC 14),
§ además de activa y plena.
§ Cada uno desempeñe todo y sólo aquello que le corresponde (SC 28)
“La palabra participación aparece siempre en la SC en aquellos pasajes en los que se enuncian los grandes principios de la reforma litúrgica. El nuevo Derecho litúrgico ha prestado la debida atención a lo que ha sido una meta constante de la renovación litúrgica: la participación activa de los fieles en las celebraciones litúrgicas…El Derecho litúrgico es la condición de existencia y de autenticidad de la liturgia. La inobservancia de sus leyes compromete en modo más o menos grave esta autenticidad y causa al pueblo cristiano, que tiene el derecho de recibir las riquezas de la oración de la Iglesia, un grave daño. Los libros litúrgicos constituyen la fuente básica del Derecho litúrgico a causa de las rúbricas que en ellos se contienen. Estos son un vehículo de la tradición en cuanto expresan la fe de la Iglesia (“lex credendi”), ya que se celebra aquello en lo que se cree (“lex orandi”) y lo que se celebra repercute en la fe-vida (“lex vivendi”)”[4]
Interpretar la participación, desde una perspectiva existencial, conduce a integrar la actividad interna y disposición interior. De esta manera, “conviene dejar claro que con esta palabra no se quiere hacer referencia a una simple actividad externa durante la celebración. En realidad, la participación activa deseada por el Concilio se ha de comprender en términos más sustanciales, partiendo de una mayor toma de conciencia del misterio que se celebra y de su relación con la vida cotidiana”(Stum Ctis. 52) También podemos vislumbrar el fortalecimiento de la unión fe y vida.
Una visión incorrecta de la participación, tiende a identificarla con mayor actividad. Se cree que una celebración participativa es la que privilegia el ejercicio de diversos ministerios litúrgicos, sin diferenciar a quien le compete. Frente a esta visión, “es útil recordar que, de por sí, la participación activa no es lo mismo que desempeñar un ministerio particular.” (Stum. Ctis. 53). Realizar lo que a cada uno le incumbe, es parte de la actuosa participatio, la auténtica participación.[5]
ü Tradición y progreso.
En la Nueva Instrucción General del Misal Romano (NIGMR), del año 2000, que anticipa la tercer edición típica (2002), encontramos en el Proemio algunas delimitaciones muy pertinentes. “También las normas actuales, que han sido promulgadas por la autoridad del Concilio Ecuménico Vaticano II, y el nuevo Misal que la Iglesia de rito Romano en adelante empleará para la celebración de la Misa, constituyen una nueva manifestación de esta solicitud de la Iglesia, de su fe y de su amor inalterable para con el sublime misterio eucarístico, y testifican su tradición continua e ininterrumpida, aunque se hayan introducido algunas innovaciones.” (nº 1) Estas aclaraciones en las que se expresa la conjunción de tradición y progreso, son válidas para comprender nuestro misal, pues, se trata de una traducción del mismo misal de Pablo VI. También cabe señalar que la NIGMR está incorporada en la nueva edición de nuestro misal, como un exordio necesario.
La actualidad, caracterizada por mayor versatilidad que otros tiempos, exige un grado de innovación y adaptación, sin dejar de lado la tradición, como ya se ha señalado. “La Iglesia, mientras permanece fiel a su misión de maestra de la verdad, custodiando “lo antiguo”, es decir, el depósito de la tradición, cumple también con su deber de examinar y emplear prudentemente “lo nuevo” (cfr. Mt 13,52). Así, de manera más abierta, una parte del nuevo Misal, ordena las oraciones de la Iglesia a las necesidades de nuestro tiempo; tales son, principalmente, las Misas rituales y por diversas necesidades, en las que oportunamente se combinan lo tradicional y lo nuevo.” (NIGMR nº 15)
Luego de vislumbrar estos conceptos claves, y conservando el reconocimiento de los libros litúrgicos como vehículos de la tradición, ahora podemos progresar y centrarnos propiamente en la historia del Misal que nos atañe.
Un camino fecundo: historia de nuestro Misal.
Se puede elucubrar a priori que el nuevo misal es un trabajo sin raigambre histórico, y constituido por la sola creatividad de un grupo de peritos. En realidad, con lo explicitado, podemos encontrar nuestra traducción en una corriente vital, cuyos antecedentes más cercanos corresponden al Misal de Pablo VI. Y este a su vez hace referencia a otras tradiciones, algunas que pueden remontarse a los primeros siglos de nuestra Iglesia.
Antecedentes[6]
n El Misal de Pablo VI
n Ediciones latinas paradigmáticas (1970; 1975)
n Versiones argentinas
n El texto unificado para los países hispano-hablantes
n Dificultades que originaron la búsqueda de una edición definitiva
Nuestro Misal: Trayecto recorrido.
“En la última etapa del trabajo de revisión de la traducción del Misal fueron asumidos no pocos textos, bien logrados, del primer Misal argentino de 1971; de este modo se puede decir que no se ha despreciado el trabajo de aquellos años de entusiasmo post conciliar, sino que ha sido valorado e incorporado, evitando así una ruptura con las etapas anteriores, en las que se ha trabajado con esmero y amor a la Iglesia y que debe seguir dando su fruto.”[7]
1988-1992
Primer equipo de traducción
1998-1999
Recuperación del primer trabajo
2000-2002
Primera presentación general desde la tercera edición: el texto base
La tercera edición típica
OGMR en 2000
“Liturgiam authenticam” en 2001
Editio typica tertia del Missale Romanum (2002): se caracteriza por la mejora en el plano de la calidad de los textos litúrgicos mediante la inserción de textos nuevos, que reflejan la tradición y provienen del patrimonio de la iglesia antigua; al mismo tiempo presenta no pocas variantes respecto de la edición típica de 1975 en base a la experiencia adquirida en estos años.[8]
La incorporación de las novedades
La presentación a los Obispos (agosto 2002)
La legislación particular (noviembre 2002)
El contacto con los países hermanos
La presentación en la CCDDS (diciembre 2002)
2003-2007
La influencia de “Liturgiam Authenticam”
La primera reunión en Roma (setiembre 2003)
La nueva CEL (noviembre 2003)
El trabajo especial de los Obispos
La comisión “ad hoc” (noviembre 2005)
La última versión
La nueva aprobación de los Obispos (abril 2007)
2007-2009
La aprobación y el camino posterior
Los libros derivados.
n El libro de la Semana Santa
n El libro de la sede
n El Misal con el leccionario integrado
Al finalizar este breve recorrido histórico, es conveniente recordar -como lo hace el proemio de la nueva edición- que el Nuevo Misal Romano es testimonio de fe inalterable y de una tradición ininterrumpida.
Estructura del Misal.
Antes de ingresar en el contenido, y profundizar los elementos que aporta el nuevo misal, apreciemos sinópticamente sus componentes:
1) Sección introductoria:
ü Instrucción General del Misal Romano
ü Propio del Tiempo (SC 102). Contiene el ciclo que desarrolla la totalidad del misterio de la salvación.
ü Ordo missae.
ü El propio de los santos.
2) Cuerpo del Misal.
ü Misas comunes
ü Misas rituales.
ü Misas diversas.
ü Misas votivas.
ü Misas de difuntos.
3) Apéndice.
4) Appendix Missalis Romani.
Novedades del Ordinario.
Para realizar una expedición apropiada del nuevo misal, es imprescindible considerar el ordo missae. Recorriendo la estructura de la Celebración eucarística, señalamos componentes esenciales:
Ritos de entrada. [9]
n Entrada
n Saludo al altar y al pueblo congregado.
Novedad:
· se agruparon
· y ordenaron las diversas colecciones de saludos en el rito inicial.
n Acto penitencial
Novedad
· las introducciones al acto penitencial
· los formularios de la tercera forma de este rito.
n Señor, ten piedad: se omite si se ha usado como rito penitencial, en cuyo caso lleva un tropo antes. Ej.: Tú que eres el Salvador prometido..., anunciado..., esperado... (Adviento) – Tú que fuiste tentado por el Espíritu del mal ... que venciste la tentación con la Palabra de dios ... que nos llamas a compartir tu victoria... (Cuaresma)
n Gloria a Dios
n Oración colecta
Liturgia de la Palabra.
Pertenecen a la parte principal:
n la primera lectura
n el Salmo
n la segunda lectura
n la secuencia
n la aclamación antes del Evangelio
n el Aleluya
n la proclamación del Evangelio
Pertenecen al desarrollo y a la conclusión:
n Homilía
n Credo
n Oración universal o de los fieles
El modelo de formularios para la Oración Universal se encuentra en el apéndice del Misal
Liturgia eucarística.
Está compuesta por tres momentos sucesivos
n Preparación de los dones
n Plegaria eucarística:
n Rito de comunión
Plegaria eucarística.
u Prefacio
u Aclamación
u Epíclesis
u Narración de la institución y consagración
u Anámnesis
u Oblación
u Intercesiones
u Doxología
Novedades.
u Se ubicaron todos los prefacios en sentido lógico, incorporando en la colección los prefacios distribuidos en el Misal (propio del Tiempo o de los santos, o misas rituales) que bien pueden ser usados en otras ocasiones.
u Se dejaron fuera de esta agrupación los que se utilizan en una única circunstancia.
u Como textos novedosos, se incorporaron el Prefacio V de Adviento (por pedido de Argentina) y el Prefacio II de Mártires (incorporado por la III edición latina). Quedaron incluidos todos los prefacios del Ordinario de 1989 y el prefacio tardío del Espíritu Santo II (apto para la Misa dominical).
Prefacios.
n Temporal
u Adviento (5) – Navidad (3) - Epifanía
u Cuaresma (5) – Pasión (2) – Pascua (5) – Ascensión (3)
u Domingos durante el año (10)
u Comunes (9)
n Santoral
u Santísima Virgen María (5)
u Apóstoles (2) – Santos (2) Mártires (2) – Pastores - Vírgenes y santos religiosos
n Sacramentos
u Bautismo – Confirmación (2)
– Eucaristía (3)
u Penitencia - De los enfermos
u Ordenaciones (2) – Matrimonio (3)
Difuntos (5)
Fórmula sacramental.
n TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
n TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA
POR USTEDES Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
n HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Aclamación eucarística.
n Éste es el Misterio de la fe ó bien:
Éste es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
n Éste es el Misterio de la fe, Cristo nos redimió.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.
n Éste es el Misterio de la fe, Cristo se entregó por nosotros.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Salvador del mundo, sálvanos, que nos has liberado por tu cruz y resurrección.
Plegaria eucarística.
u Se redistribuyeron adecuadamente los elementos propios de las plegarias eucarísticas.
u En el apéndice al Ordinario de la Misa se incorporaron las Plegaria de la Reconciliación también modificadas por la III edición latina.
u En el Apéndice del Ordinario se retradujeron las cuatro versiones de la Plegaria eucarística para diversas necesidades (antes llamada V); la versión de la III edición latina las modificó sustancialmente.
u Se incorporaron las Plegarias para las Misas con niños I, II y III (en el apéndice)
Saludo de la paz.
n “Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta la oración Señor Jesucristo, que dijiste; y terminada ésta, extendiendo y juntando las manos, vuelto hacia el pueblo, anuncia la paz diciendo: La paz del Señor esté siempre con ustedes. El pueblo responde: Y con tu espíritu. Luego, según las circunstancias, el sacerdote añade: Dense fraternalmente la paz.
n El sacerdote puede dar la paz a los ministros, pero permaneciendo siempre dentro del presbiterio, para no alterar la celebración. Hará lo mismo si por una causa razonable quiere dar la paz a otros pocos fieles. Todos, según lo establecido por la Conferencia Episcopal, se manifiestan mutuamente la paz, la comunión y la caridad. Mientras se da la paz, se puede decir: La paz del Señor esté siempre contigo, a lo que se responde: “Amén”.
n En la Argentina se resuelve que el modo de darse la paz los fieles sea estrechándose mutuamente las manos o expresándolo con un abrazo y diciéndose: La paz esté contigo, a lo que se responde: Amén.
Comunión.
n “Después el sacerdote toma la patena o el copón, y se aproxima a los que van a comulgar, quienes de ordinario se acercan procesionalmente.
n No está permitido a los fieles tomar por sí mismos el pan consagrado ni el cáliz sagrado ni mucho menos que se lo pasen entre sí de mano en mano. Los fieles comulgan de rodillas o de pie, según lo establezca la Conferencia Episcopal. Cuando comulgan de pie, se recomienda hacer, antes de recibir el Sacramento, la debida reverencia, establecida por las mismas normas Comunión bajo las dos especies”.
En la Argentina se establece, como forma habitual, que los fieles reciban la Comunión de pie y realicen antes, como gesto de reverencia, una inclinación de cabeza. (CEA, 84º Asamblea Plenaria, nov. 2002, Res. n. 12; Recon. CCDDS, Prot. n. 23/03/L, 28 jun 2003).
n “Cuando la Comunión es bajo la sola especie de pan, el sacerdote muestra a cada uno la hostia un poco elevada diciendo: El Cuerpo de Cristo. El que comulga responde: Amén, y recibe el Sacramento en la boca o, donde está permitido, en la mano, según su deseo. El comulgante en cuanto recibe la sagrada hostia, la consume íntegramente.
n Para la comunión bajo las dos especies obsérvese el rito descrito en su lugar (cf. nn. 284-287). En la Argentina se resuelve confirmar el decreto de la CEA promulgado el 19 de junio de 1996 (Recon. CCDDS, Prot. n. 854/1996, 9 may 1996) , según el cual en la Argentina se puede dar la Comunión a los fieles también en la mano.
Novedades en los formularios del Propio del tiempo, Propio y común de los Santos,
Misas rituales, Misas y oraciones por diversas necesidades,
Misas votivas, Misas por los difuntos.[10]
1. Propio del tiempo
La disposición de los formularios de Misas responde a un criterio orgánico, funcional y evitando reenvíos, por lo tanto el celebrante tiene ante los ojos los formularios completos para cada día de la semana, vale decir, Oración Colecta, Oración sobre las ofrendas y Oración para después de la comunión; a tal fin los formularios de cada día ferial del propio del tiempo, como también en otras partes del Misal, fueron impresos íntegramente.
En las citas bíblicas se ha introducido el Confer cuando los textos no son citas textuales o literales porque parafraseadas o incompletas. Como lo pide la quinta Instrucción sobre la traducción de los libros litúrgicos, los textos bíblicos (antífonas), que por lo general provienen de la Vulgata, fueron traducidos directamente del latín como aparecen en el Misal, o tomando la traducción de la Biblia argentina El libro del pueblo de Dios cuando tal traducción respondía fielmente al texto latino.
Se ha prestado más atención a las fórmulas conclusivas de las oraciones: Por Jesucristo…, o Que vive y reina…cuando la oraciones de dirigen a Cristo o según se lo nombre o no hacia el final de las mismas.
Tiempo de Adviento
No hay nuevos textos para este tiempo litúrgico, sino la reestructuración de los mismos para comodidad del celebrante.
Tiempo de Navidad
La novedad más grande de este tiempo está en la composición de un nuevo formulario completo de Misa para la vigilia de la Epifanía, con textos tomados ya sea de la eucología antigua, ya sea del Missale Parisiense de 1738, del Misal precedente y de nueva composición; la antífona de entrada y de la comunión provienen del Missale Parisiense, nn 323 y 333 respectivamente. Para ser más exactos, la Oración Colecta aparecía como tal después de la solemnidad de la Epifanía en el formulario de las Ferias del tiempo de Navidad, día lunes, de la edición precedente del Misal, que a su vez deriva del sacramentario Gelasiano, n. 57, con leves retoques; en la Oración sobre las Ofrendas se encuentran elementos del sermón 204, 2, de san Agustín, y del Rótulo de Ravena 38, en el Sacramentario Veronense n. 1369; la Oración después de la Comunión es mixta, ya que la primera parte es de nueva composición, mientras la segunda está inspirada en la oración n. 61 del Sacramentario Gelasiano.
Tiempo de Cuaresma
Manteniendo invariable la estructura del tiempo cuaresmal, el nuevo Misal introdujo una gran novedad: la oración sobre el pueblo al final de la Misa para cada formulario del tiempo de Cuaresma, recuperando así un elemento ritual y eucológico antiguo, ya presente en el Misal Romano antes de 1970. Algunos de estos textos provienen de las oraciones sobre el pueblo presentes en el Misal de 1970 y 1975, otras provienen de los sacramentarios antiguos y otras son de nueva composición pero inspiradas en textos antiguos.
Siguiendo el principio de evitar repetición de textos, para el sábado de la quinta semana de Cuaresma se introdujo una nueva Colecta y una nueva Oración sobre las ofrendas, dado que los textos de este día ya se encontraban en la Misa para la elección e inscripción del nombre de la Misa ritual para la administración de los sacramentos de la Iniciación cristiana. El primero de los dos nuevos textos presenta una fuerte temática bautismal.
Los formularios de los domingos I, III, IV y V de Cuaresma, están precedidos por una rúbrica que recuerda, como ya lo indica el Ritual de la Iniciación cristiana de los adultos, la celebraciones propias que tienen lugar en estos domingos cuando hay catecúmenos, a saber, la elección o inscripción del nombre (I domingo), el primer escrutinio (III domingo), segundo escrutinio (IV domingo) y tercer escrutinio (V domingo). Estas indicaciones, y otros elementos presentes en la estructura teológico-litúrgica de la Cuaresma -como son las continuas referencias al bautismo en los textos eucológicos y bíblicos-, es signo del carácter bautismal-catecumenal que se ha querido dar al tiempo de preparación para la Pascua en sintonía con la antigua tradición de la Iglesia.
El nuevo misal ha querido remarcar dos aspectos del tiempo cuaresmal, a saber, el aspecto penitencial y comunitario con la introducción de las oraciones sobre el pueblo, y con algunas indicaciones rubricales que revelan una intención teológica sobreentendida, como es el carácter bautismal propio del tiempo.
Semana Santa
Las mayores novedades se encuentran en las rúbricas en adecuación a la Carta circular de la Congregación del Culto Divino sobre la preparación y celebración de las fiestas pascuales de 1988, y del Pontifical Romano. Para esta parte también se introdujeron las oraciones sobre el pueblo.
Para el Viernes Santo el Misal anota algunos cambios en las rúbricas y ritos, a saber: la cruz estará cubierta con un velo morado durante su ostensión; el sacerdote, si lo cree oportuno, se quitará él la casulla y el calzado para hacer el gesto de la adoración de la cruz; se puede cantar la secuencia Stabat Mater, u otro canto que exprese los dolores de la Virgen, al final del rito de la adoración.
Para la Vigilia Pascual las rúbricas fueron ampliadas para favorecer una mejor celebración; se insiste en que sean leídas, si es posible, todas las lecturas. Se introdujeron variantes en la renuncia y profesión de fe. También se recomienda que, con la aprobación del Obispo diocesano, toda la asamblea reciba la Comunión bajo las dos especies, donde las circunstancias lo aconsejen.
Nuestro Misal argentino, al término de la celebración, propone un saludo a la Virgen, dando al mismo tiempo un esquema con su texto.
Tiempo pascual
Para la solemnidad de la Ascensión se introdujo una Misa de la vigilia, dado que era la única solemnidad del Señor, con la de la Epifanía, que no tenía una Misa de la vigilia.
Algo propio de nuestro Misal: en la Misa de la Vigilia de Pentecostés se incorporó la opción de una celebración prolongada de la Vigilia de Pentecostés, que fue un pedido de Argentina y ratificado en las últimas correcciones de la Congregación para el Culto Divino al Misal.
Los formularios del tiempo pascual fueron enriquecidos con colectas alternativas para algunos días, mientras que algunas oraciones fueron reemplazadas por encontrarse repetidas en otros formularios del mismo Misal.
Tiempo durante el año
Este tiempo casi no presenta cambios; fueron levemente modificadas tres oraciones, recuperando algunos elementos presentes en el texto original de su antigua fuente litúrgica.
2. Propio de los Santos
Nos encontramos ante la sección que ha sufrido más retoques. En primer lugar, el Santoral fue ampliado notablemente con formularios para los nuevos santos, 27 en total, introducidos en el calendario universal después de la edición del Misal de 1975, si bien muchas de ellas son memorias libres. La introducción de varios mártires de diversas partes del mundo completa el cuadro geográfico de la santidad, dando al Santoral una característica universal. En no pocos formularios se retocaron algunas oraciones, otras fueron sustituidas, y muchos formularios fueron dotados de antífonas de entrada y de comunión, como también de una oración propia sobre las ofrendas y para después de la comunión.
Se puede constatar que en el Calendario Romano de 63 memorias obligatorias y 94 facultativas de 1970, se llegó ahora a 68 memorias obligatorias y 108 facultativas, vale decir que se pasó a un total de 157 a 176 memorias. A este número hay que sumar luego las celebraciones del calendario particular de cada país, de cada diócesis y de cada familia religiosa. En nuestro Misal Romano se incorporaron los elementos propios de los calendarios nacionales de Argentina (recientemente actualizados y reconocidos), Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia.
Si bien es abundante la figura de santos para venerar, imitar y recurrir a su intercesión, se puede notar que el aumento progresivo es algo abrumador, que restringe los espacios concedidos a los calendarios particulares y se aleja de la Constitución Conciliar sobre la sagrada Liturgia Sacrosanctum Concilium, que en el n. 111 establece lo siguiente: "Para que las fiestas de los santos no prevalezcan sobre los misterios de la salvación, déjese la celebración de muchas de ellas a las iglesias particulares, naciones o familias religiosas, extendiendo a toda la Iglesia sólo aquellas que recuerden a santos de importancia realmente universal".
3. Los Comunes
La estructura de esta parte es la siguiente:
COMÚN DE LA DEDICACIÓN DE UNA IGLESIA
En el Aniversario de la Dedicación
I. En la misma iglesia dedicada
II. Fuera de la iglesia dedicada
COMÚN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
I. Tiempo durante el año
II. Tiempo de Adviento
III. Tiempo de Navidad
IV. Tiempo Pascual
COMÚN DE MÁRTIRES
I. Fuera del tiempo pascual
A. Para varios mártires
B. Para un mártir
II. Durante el tiempo pascual
A. Para varios mártires
B. Para un mártir
III. Para misioneros mártires
A. Para varios misioneros mártires
B. Para un misionero mártir
IV. Para una virgen mártir
V. Para una santa mujer mártir
COMÚN DE PASTORES
I. Para un Papa o un obispo
II. Para un obispo
III. Para pastores
A. Para varios pastores
B. Para un pastor
IV. Para fundadores de iglesias
A. Para un fundador
B. Para varios fundadores
V. Para misioneros
COMÚN DE DOCTORES DE LA IGLESIA
COMÚN DE VÍRGENES
I. Para varias vírgenes
II. Para una virgen
COMÚN DE SANTOS Y SANTAS
I. Para todos los santos
A. Para varios santos
B. Para un santo
II. Para monjes y religiosos
A. Para un abad
B. Para un monje
C. Para una monja
D. Para religiosos
III. Para los santos dedicados a obras de misericordia
IV. Para un santo educador
V. Para santas mujeres
Común de la Virgen
Fue particularmente revisado, ampliando el material ya presente en la edición anterior y enriqueciéndolo con algunos formularios de la Collectio Missarum de Beata María Virgine (=Misas de la Virgen María), ofreciendo así más posibilidades de opción en las celebraciones marianas. Toda la sección mantiene la división en cuatro partes: I Tiempo durante el Año, II Tiempo de Adviento, III Tiempo de Navidad, IV Tiempo pascual.
Más allá de la redistribución de los textos y el enriquecimiento de los formularios, desde el punto de vista teológico, mientras se mantiene en la línea de lo alcanzado por el Concilio Vaticano II sobre la figura de María en la economía de la salvación, ya presente en el Misal de 1975, el nuevo Misal acentúa algunos aspectos particulares de la teología mariana no presentes en las dos ediciones anteriores del Misal. De hecho, la nueva edición ha dado pasos hacia delante gracias a la publicación en 1986 de la colección de las Misas de la Virgen María, redactadas en base a las conquistas mariológicas conciliares, especialmente a partir de Sacrosanctun Concilium, Lumen Gentium y la Exhortación Apostólica Marialis Cultus.
Ante el interrogante que pueda surgir o un por qué el Misal no ha integrado todos los formularios de la colección de las Misas de la Virgen María, hay que recordar que tales Misas constituyen una colección, constituida en gran parte por formularios provenientes de los actuales Propios de las Iglesias particulares, de los Institutos religiosos y del Misal Romano, destinadas en primer lugar a los Santuarios marianos o para las celebraciones votivas en honor de la Virgen María, y que en sí deben considerarse como un apéndice del Misal Romano, como lo indican los Prenotandos, nn. 19-22, de las Misas de la Virgen María. Pero por el significado y finalidad de dicha colección, el nuevo Misal ha querido tomar varios de sus textos atribuyéndole una particular importancia en la recuperación de auténticas perlas marianas, bajo el aspecto teológico, eucológico, estilístico y literario en vista a la importancia y eficacia en el pleno espiritual y pastoral.
Los Comunes fueron mejorados con una redistribución de los formularios y de los textos dentro de los mismos; el trabajo se concentró en el enriquecimiento del repertorio de antífonas, y los pocos textos nuevos de oraciones provienen de las antiguas fuentes litúrgicas, retocados y acomodados para cada formulario. Los formularios manifiestan las diversas conquistas teológicas y litúrgicas sobre la santidad, al mismo tiempo que trazan un cuadro tipológico de la santidad misma. Desde el punto de vista pastoral, además de ofrecer una gran posibilidad de opciones para las diversas celebraciones, los Comunes ofrecen modelos para la composición de textos nuevos de Propios particulares, los cuales deben respetar tanto la estructura interna típica de las fórmulas eucológicas como también responder a los principios teológicos y litúrgicos conciliares.
4. Misas rituales
En el Misal, las misas rituales presentan la siguiente estructura:
I. CELEBRACIÓN DE LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA
1. Para la elección o inscripción del nombre
2. Para los escrutinios
a. En el primer escrutinio
b. En el segundo escrutinio
c . En el tercer escrutinio
3. Para la celebración del Bautismo
4. Para la celebración de la Confirmación
II. CELEBRACIÓN DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS
III. CELEBRACIÓN DEL VIÁTICO
IVIV. CELEBRACIÓN DEL ORDEN SAGRADO
1. Ordenación episcopal
a. Ordenación de un obispo
b. Ordenación de varios obispos
2. Ordenación presbiteral
a. Ordenación de varios presbíteros
b. Ordenación de un solo presbítero
3. Ordenación diaconal
a. Ordenación de varios diáconos
b. Ordenación de un diácono
4. Ordenación de diáconos y presbíteros en la misma celebración
V. CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO
VI. BENDICIÓN DE UN ABAD O DE UNA ABADESA
1. Bendición de un abad
2.Bendición de una abadesa
VII. CONSAGRACIÓN DE VÍRGENES
VIII. PROFESIÓN RELIGIOSA
1. En la primera profesión religiosa
3. En la renovación de los votos
IX. INSTITUCIÓN DE LECTORES Y ACÓLITOS
X. DEDICACIÓN DE UNA IGLESIA Y DE UN ALTAR
1. En la dedicación de una iglesia
2. En la dedicación de un altar.
Esta parte del Misal ha sido enriquecida con dos nuevos formularios: Celebración de la unción de los enfermos e Institución de acólitos y lectores. El título del grupo Por los esposos del Misal anterior, que comprendía también los formularios para los aniversarios, lleva un nuevo título: Celebración del matrimonio, y los formularios para los aniversarios de matrimonio pasaron a las Misas por diversas necesidades, dentro del grupo de textos Por la Santa Iglesia, como veremos, para indicar así la misa ritual propiamente dicha.
5. Misas y oraciones por diversas necesidades
I. POR LA SANTA IGLESIA
1. Por la Iglesia
2. Por el Papa
3. Por el Obispo
4. Para la elección del Papa o del Obispo
5. Por un concilio o por un sínodo
6. Por los sacerdotes
7. Por el propio sacerdote
8. Por los ministros de la iglesia
9. Por las vocaciones a las Sagradas Órdenes
10. Por los laicos
11. Para aniversarios matrimoniales
12. Por la familia
13. Por los religiosos
14. Por las vocaciones religiosas
15. Para promover la concordia
16. Para pedir la reconciliación
17. Por la unidad de los cristianos
18. Por la evangelización de los pueblos
19. Por los cristianos que sufren persecución
20. En reuniones espirituales o pastorales
II. POR NECESIDADES PÚBLICAS
21. Por la patria o por la ciudad
22. Por las autoridades públicas
23. Para reuniones de gobernantes de naciones
24. Por el Presidente de la república o Gobernador
25. Al comienzo de actividades civiles, laborales o escolares
26. Por la santificación del trabajo humano
27. En la siembra del campo
28. Después de la cosecha
29. Por el progreso de los pueblos
30. Por la paz y la justicia
31. En tiempo de guerra o de desorden público
32. Por los refugiados y exiliados
33. En tiempo de hambre o por los que padecen hambre
34. En caso de terremoto
35. Para pedir la lluvia
36. Para pedir buen tiempo
37. Para alejar las tempestades
III. EN DIVERSAS CIRCUNSTANCIAS
38. Por el perdón de los pecados
39. Para pedir la castidad
40. Para pedir la caridad
41. Por los familiares y amigos
42. Por los que nos hacen sufrir
43. Por quienes están privados de su libertad
44. Por los encarcelados
45. Por los enfermos
46. Por los moribundos
47. Para pedir la gracia de una buena muerte
48. Ante cualquier necesidad
49. Para dar gracias a Dios
Toda esta sección se abre con una rúbrica, ampliada, sobre los tiempos litúrgicos convenientes en los cuales se da la posibilidad de utilizar tales formularios y sobre el uso de las Plegarias eucarísticas en estas celebraciones. Los 46 formularios del Misal de 1975 fueron aumentados con otros tres.
6. Misas votivas
1. De la Santísima Trinidad
2. De la misericordia de Dios
3. De Nuestro Señor Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote
4. Del Misterio de la Santa Cruz
5. De la Santísima Eucaristía
6. Del Santísimo Nombre de Jesús
7. De la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo
8. Del Sagrado Corazón de Jesús
9. Del Espíritu Santo
10. De Santa María Virgen
11. De los Santos Ángeles
12. De San Juan Bautista
13. De San José
14. De todos los Santos Apóstoles
15. De los Santos Apóstoles Pedro y Pablo
16. De San Pedro, Apóstol
17. De San Pablo, Apóstol
18. De un santo Apóstol
19. De todos los Santos
Esta parte del Misal no presenta novedades sustanciales con respecto a la edición de 1975, si bien de 16 textos del Misal precedente se ha pasado a 19 en el actual.
7. Misas por los difuntos.
I. EN LAS EXEQUIAS
Fuera del tiempo pascual
Durante el tiempo pascual
En las exequias de un niño bautizado
En las exequias de niños no bautizados
II. EN EL ANIVERSARIO
Fuera del tiempo pascual
Durante el tiempo pascual
III. EN OTRAS CONMEMORACIONES
A. Por un difunto
B. Por varios o por todos los difuntos
IV. OTRAS ORACIONES POR LOS DIFUNTOS
1. Por el Papa
2. Por un obispo
3. Por un sacerdote
4. Por un diácono
5. Por un religioso
6. Por un difunto que trabajó al servicio del evangelio
7. Por un difunto joven
8. Por un difunto que ha padecido una larga enfermedad
9. Por un difunto muerto repentinamente
10. Por esposos difuntos
11. Por los propios padres
12. Por los hermanos, parientes o bienhechores difuntos
El nuevo Misal ha reordenado los formularios ya que los cinco títulos de la edición precedente fueron reducidos a cuatro, logrando una estructura más simple, lógica y clara. 8. Apéndices
El esquema de esta parte es el siguiente:
I. Textos musicalizados del ordinario de la misa (edición separada)
II. Rito para la bendición y aspersión del agua
III. Institución de ministros de la comunión
Rito para designar un ministro ocasional para la distribución de la Comunión
Rito para instituir ministros extraordinarios de la Comunión
IV. Rito de la bendición del cáliz y la patena dentro de la Misa
V. Modelo de formularios para la Oración Universal
VI. Plegarias eucarísticas para las misas con niños
Plegaria eucarística I
Plegaria eucarística II
Plegaria eucarística III
Preparación para la misa
Acción de gracias después de la misa
Completan estos apéndices la incorporación, en la III Edición típica del Misal, de oraciones privadas: una oración de Preparación para la Misa y otra de Acción de gracias después de la Misa, tomadas de los antiguos Misales. Sigue a estas oraciones el texto de la oración Ave María; posiblemente la editio typica latina quiera asegurar su presencia en los libros litúrgicos post conciliares, aprovechando al mismo tiempo la ocasión para promover una traducción oficial en las lenguas vernáculas.
Notas para una Espiritualidad Litúrgica, a partir del Misal
ü La Liturgia: Obra común del Espíritu y de la Iglesia. [11]
El punto de partida es la concepción de la Liturgia como obra común (sinergia) del Espíritu y de la Iglesia. La liturgia es fuente de la vida espiritual. El Espíritu es el pedagogo de la fe del pueblo de Dios, lo introduce en el misterio. “El Espíritu Santo es el artífice de las "obras maestras de Dios" que son los sacramentos de la Nueva Alianza” (CEC 1091)
¿Cómo se realiza esta obra del Espíritu y de la Iglesia? El Espíritu Santo prepara, recuerda-manifiesta, hace presente, une a la iglesia a la vida y a la misión de Cristo. (cfr. CEC 1093- 1109)
Prepara: la asamblea debe disponerse para recibir al Señor; tiende a suscitar la fe, la adhesión a la voluntad del Padre.
Recuerda: memorial del misterio de la salvación, el Espíritu es la memoria viva de la Iglesia, descubre en la trama de la historia la acción de Dios. Recuerdo que suscita la acción de gracias.
Actualiza: el misterio pascual no se repite, se celebra.
Pone en comunión para ser su cuerpo. El fruto del Espíritu es la comunión.
El gran liturgo de la celebración es el Espíritu Santo, el nos permite vivir la Eucaristía como la misteriosa sinfonía del Verbo Encarnado. Esta es la obra del Espíritu y de la Iglesia, y juntos somos llevados a la unidad con el Hijo, para cantar la alegría del Padre.
Algunos movimientos de esta “sinfonía”:
Ritos iniciales: preludio, nos convertimos para acercarnos a la adoración. Una adoración sin una conversión sería una hipocresía. Evangelio: momento epiclético de la liturgia de la Palabra.
Anáfora: por ella la Pascua de Jesús es nuestra pascua. El Espíritu nos lleva a la consumación del amor. Elevamos nuestros corazones para entrar con Cristo hacia el Padre. En la Eucaristía se unen la plagaría y el misterio. El sacerdote, rezando en la plegaria de cara al Padre bebe la fuente de la paternidad. El que preside es el signo del Padre en la comunidad.
Anamnesis: incorporar al mundo en nuestra plegaria.
Vivir la espiritualidad de la misa significa tomar en serio la presencia del Espíritu en nosotros. Aparecida plantea la necesidad de una conversión pastoral: de conservación a la misión( cfr. DA 370)[12]. La clave es la liturgia. El espíritu es el gran convocador de la diversidad.
Es muy importante profundizar sobre las tres características de una espiritualidad litúrgica: Trinitaria, cristocéntrica, y pascual. “Toda celebración sacramental es un encuentro de los hijos de Dios con su Padre, en Cristo y en el Espíritu Santo, y este encuentro se expresa como un diálogo a través de acciones y de palabras. Ciertamente, las acciones simbólicas son ya un lenguaje, pero es preciso que la Palabra de Dios y la respuesta de fe acompañen y vivifiquen estas acciones, a fin de que la semilla del Reino dé su fruto en la tierra buena. Las acciones litúrgicas significan lo que expresa la Palabra de Dios: a la vez la iniciativa gratuita de Dios y la respuesta de fe de su pueblo”(núm. 1153)
ü El cimiento es la Sagrada Escritura.[13]
La Sagrada Escritura es el fundamento de la espiritualidad litúrgica. La palabra proclamada se hace real, la liturgia es la Biblia en acto, prepara y desarrolla la acción litúrgica. Nunca como en la liturgia tiene actualidad y fuerza la Palabra de Dios. La eucología es la Palabra de Dios puesta por oración. Podemos definir al misal, como el testimonio de la gran oración de la Iglesia, que hunde sus raíces profundas en la Sagrada Escritura.
Debemos ser dóciles al Espíritu que quiere renovar la vida de la iglesia, recuperar el entusiasmo de la 1º hora (del post concilio). Tenemos que pasar de la euforia de la forma, a la euforia del contenido, que es lo realmente importante para formar la espiritualidad litúrgica. Este paso tiene que ayudarnos a rezar, cuando celebramos.
Se espera que el nuevo misal ayude celebrar con un espíritu renovado. Por tanto no se trata, tan solo, de un simple cambio de libros, sino más bien de una gran oportunidad para apartarnos de la rutina que desgasta y comprometernos a celebrar.
Así podemos descubrir al misal como fuente de vida espiritual para el sacerdote. Entonces el nuevo misal, no es simplemente una buena traducción, o un logro del crecimiento litúrgico en la Argentina, sino una herramienta de renovación espiritual y litúrgica, que ayuda a vivir el encuentro y la conversión pastoral, en todo el pueblo de Dios.
La Eucaristía, lugar privilegiado del encuentro del discípulo con Jesucristo.
Para crecer en la espiritualidad litúrgica, es fundamental reconocer especialmente en la Eucaristía, la fuente de Vida, que nos constituye discípulos, y nos desborda de tal manera que nos forja transmisores de vida, es decir discípulos misioneros. Ahora bien, ¿de qué manera bebemos de esta fuente? Mediante el encuentro vital con Cristo, que transforma y posibilita el celebrar. “Encontramos a Jesucristo, de modo admirable, en la Sagrada Liturgia. Al vivirla, celebrando el misterio pascual, los discípulos de Cristo penetran más en los misterios del Reino y expresan de modo sacramental su vocación de discípulos y misioneros” (DA 250)
Entonces, se es discípulo misionero durante las celebraciones, y también fuera de ellas, en las actividades de la vida cotidiana. La espiritualidad litúrgica colabora en la unificación de la fe y vida, es causa de integración. Tal proceso nos lleva al corazón mismo del misterio cristiano. “Hay un estrecho vínculo entre las tres dimensiones de la vocación cristiana: creer, celebrar y vivir el misterio de Jesucristo, de tal modo que la existencia cristiana adquiera verdaderamente una forma eucarística… Los fieles deben vivir su fe en la centralidad del misterio pascual de Cristo a través de la Eucaristía de modo que toda su vida sea cada vez más vida eucarística” (DA 251)
El discípulo misionero se encuentra con el Señor y con los hermanos, en el corazón del misterio pascual celebrado. Este es el generador de una vida eucarística, es decir de una vida que es portadora de la Vida, y por ello puede ser convertida y adquirir una “forma eucarística”. Tal proceso lleva a “dejar la seguridad de la orilla” para adentrarse en la vivencia de las Bienaventuranzas, y a crecer en el arte de salir de la comodidad para testimoniar la Buena Nueva, acompañar a los hermanos, y compartir la vida en Cristo.
Observaciones pastorales.
Presentamos una nómina de algunas consecuencias pastorales, y otros desafíos, que nos plantea la edición del nuevo Misal Romano para Argentina. Como principio básico: “Favorece la celebración eucarística que los sacerdotes y los responsables de la pastoral litúrgica se esfuercen en dar a conocer los libros litúrgicos vigentes y las respectivas normas, resaltando las grandes riquezas de la Ordenación General del Misal Romano y de la Ordenación de las Lecturas de la Misa.” (Stum. Ctis. 40) Los siguientes ítems se dirigen tanto a sacerdotes, como a los equipos de liturgia:
· Presentar el misal: como texto de celebración y oración. Evitar el considerar sólo como un cambiar de libros. Prepararnos para rezar y guiar la oración del pueblo.
· Enseñar a gustar la Palabra, en actitud de esperar al Señor. Descubrir la riqueza de las oraciones: ej. Lectio eucológica.
· Profundizar continuamente la docilidad al Espíritu, tomando en serio su acción en nosotros. Redescubrir el sentido del silencio.
· Aprovechar esta ocasión para conocer y aplicar las orientaciones de la Nueva Instrucción General del Misal Romano, que preceden el Misal. Por el desconocimiento de la misma, tal vez, algunos elementos que puedan resultarnos como novedad del misal para Argentina, sean – en algunos casos- la aplicación de la NIGMR.
· Organizar catequesis eucarísticas parroquiales. Es conveniente crear estos espacios, pues sino corremos el riesgo de sobrecargar la celebración de la Eucaristía de elementos catequéticos. Puede ser, por ejemplo, los jueves a la noche. Temáticas: el sentido de la Eucaristía, la estructura, las posturas, los cantos, las actitudes personales, comunitarias, de la celebración, etc. “En particular, por lo que se refiere a la relación entre el ars celebrandi y la actuosa participatio, se ha de afirmar ante todo que la mejor catequesis sobre la Eucaristía es la Eucaristía misma bien celebrada”(Stum. Ctis. 64)
Es muy conveniente prestar atención al: Itinerario mistagógico (Stum. Ctis. 64)
a) Ante todo, la interpretación de los ritos a la luz de los acontecimientos salvíficos, según la tradición viva de la Iglesia.
b) Además, la catequesis mistagógica ha de introducir en el significado de los signos contenidos en los ritos.
c) Finalmente, la catequesis mistagógica ha de enseñar el significado de los ritos en relación con la vida cristiana en todas sus facetas, como el trabajo y los compromisos, el pensamiento y el afecto, la actividad y el descanso.
El sacerdote, como maestro que conduce al pueblo hacia la celebración y contemplación del misterio, tiene un rol decisivo en tal itinerario. Debe recuperar el verdadero sentido de misterio, aclarar y corregir todo viso de oscurantismo que pueda obstaculizar la comprensión de un término tan rico y apropiado. Algunas actitudes pueden influir en una errónea concepción, y esto sólo contribuye a una confusión innecesaria. Por tanto, al encaminarse en el itinerario mistagógico, es loable exponer integralmente el sentido de misterio, como una realidad divina en la que estamos inmersos, y de la cual sólo conocemos unos “velos”, y no podemos abarcarla, puesto que nos desborda totalmente. Entonces el sacerdote es quien devela el misterio, en el sentido de mostrar la Verdad que este contiene y expresa.
· Musicalizar las antífonas, de entrada y comunión. De esta manera puede resultar más evidente su función, y aprovechar la riqueza que comportan.
· Cambiar algunas costumbres, que no condicen realmente con el rito. Muchas veces se institucionalizan formas de celebrar que no tienen asidero en la práctica real.
Estas son algunas dimensiones que pueden ser tenidas en cuenta, al recibir el nuevo misal. Ciertamente no agotan las diversas propuestas que pueden plantearse, y llevarse a cabo. La creatividad juega un papel muy importante, y es significativo compartir las distintas modalidades que se vayan suscitando en las Iglesias particulares.
Conclusión
Recibir el nuevo misal en el contexto del Año Sacerdotal, y de la Misión continental, es sumamente significativo. Contagiados por la encomiable atmósfera de renovación que ha suscitado Aparecida, nos dirigimos a profundizar una nueva etapa en la vida litúrgica de Argentina. Cuando el documento conclusivo se refiere a la Misión continental, expresa la necesidad de la misión permanente, y no tanto de la creación de una mega estructura, que sea sólo pasajera. [14]Análogamente, con el misal se quiere generar la renovación de la liturgia, en nuestro país, pero no solo por la difusión del nuevo libro litúrgico, sino también fortaleciendo la conciencia de una permanente actitud recreada en la celebración de la Eucaristía.
“Quizá esperábamos novedades clamorosas, pero no es así. Lo importante es valorar lo que ahora se tiene. En otras palabras, acercar la oración al pueblo y el pueblo a la oración… Que nos anime el espíritu de la renovación litúrgica promovida por el Concilio Vaticano II, como también lo expresado por el Cardenal Jorge Bergoglio en un párrafo de la Presentación del Misal Romano para Argentina, donde afirma: «La acción eucarística, con sus palabras, gestos y lecturas, requiere una fiel atención, para que los pastores, al celebrarla, animemos a los fieles cristianos a una participación activa y fructuosa, y les trasmitamos los bienes que se contienen en ella. Será por tanto valioso y útil conocer y aplicar las orientaciones de la Ordenación General del Misal Romano, que preceden el Misal. Como nos enseña el Santo Padre Benedicto XVI, celebrando en “obediencia fiel a las normas litúrgicas en su plenitud” se asegura “la vida de fe de todos los creyentes, los cuales están llamados a vivir la celebración como Pueblo de Dios, sacerdocio real, nación santa” (cf. 1 Pe 2, 4-5.9) (Benedicto XVI, Sacramentum caritatis, 38)». [15]
Como seminaristas, nos resulta particularmente significativo familiarizarnos con el nuevo Misal. En primer término, por nuestra asidua vivencia eucarística, y su lugar en la formación espiritual e intelectual. Y también, porque somos la “generación del Misal 2009”, nosotros celebraremos, con la gracia de nuestro Señor, nuestra primera misa, y todas las demás “primeras misas, con este nuevo libro litúrgico”. Aprovechemos rezar, hacer lectio, e interpretar las rúbricas para crecer en la actuosa participatio, que, en nosotros, se proyecta hacia el ars celebrandi.
Marcelo Singh
Cuando recibimos un libro recién editado nos encontramos frente a un mundo por descubrir. Al tomar el ejemplar entre nuestras manos, podemos adoptar distintas actitudes: interés por el contenido (recurrimos al índice), atracción por el diseño, indiferencia o disgusto por la encuadernación, etc. Nos pueden importar aspectos más superficiales, u otros más profundos.
Hoy también la presentación de un libro nuevo, despierta distintas actitudes en nosotros. La diferencia con el común de las ediciones, es que se trata de un libro litúrgico, un Misal. Para realizar un primer acceso, es necesario considerar algunos aspectos contextuales, y luego centrarnos en el material en sí.
En este trabajo exponemos algunos aportes para la recepción, y la comprensión del nuevo Misal Romano de 2009 para Argentina. Se basan, principalmente, en las ponencias realizadas durante el 23º Encuentro de Estudios de la S.A.L. (Sociedad Argentina de Liturgia), por los siguientes disertantes: R. P. Dr. Rubén M. Leikam O.S.B, Pbro. Lic. Mario Haller, Pbro. Lic. Cristian Gramlich y Mons. Mario Antonio Cargnello.
Una de las preguntas más acuciantes, que se plantea con entusiasmo, es ¿qué novedades encontraremos? Las novedades del Misal pueden ser resumidas en tres puntos:[1]
1. Enriquecimiento
v formularios nuevos y/o completos
v oraciones nuevas y/o alternativas
v antífonas
2. Correcciones
v de oraciones
v de referencias bíblicas
v errores presentes en la editio typica latina
3. Reestructuración y/o cambios
v formularios que integran secciones
v rúbricas
El Pbro. Leikam, quien ha participado directamente en la realización del trabajo, afirma: “La traducción de nuestro Misal es absolutamente propia, adoptando criterios sintácticos, semánticos y morfológicos también propios. Cabe agregar que también ha sido consultada oportunamente la Academia Argentina de Letras, quien ha brindado su aporte. Dado que muchas oraciones, como también antífonas, se encuentran repetidas en diversos formularios, se ha tenido sumo cuidado en mantener una misma e idéntica traducción de las mismas.”[2]
Nos encontramos frente al “fruto de un trabajo llevado adelante con dedicación y espíritu pastoral, para poner al alcance de las comunidades, las riquezas de la liturgia eucarística, renovada por el Concilio Vaticano II y de acuerdo con su espíritu y disposiciones”.[3](Haller)
Principios fundamentales
Es necesario recordar algunas pautas contextuales, para comprender el sentido de una nueva traducción del misal.
ü Unidad del Rito y adaptaciones.
Nos interesa remarcar que, la adaptación responde a la misma dinámica encarnatoria, tratando de aproximar el mensaje de salvación a la comprensión humana. Y esta situación se constituye en la rica urdimbre de la unidad, que se define por la armonía en la diversidad, y su vitalidad a parir del “espíritu litúrgico”. “La Iglesia no pretende imponer una rígida uniformidad en aquello que no afecte a la fe o al bien de toda la comunidad ni siquiera en la liturgia por el contrario, respeta y promueve el genio y las cualidades peculiares de las distintas razas y pueblos y admite en la liturgia todo lo que de bueno hay en ellos con tal que se pueda armonizar con el verdadero y auténtico espíritu litúrgico.”(SC 37)
La opción es por la unidad, y no por la uniformidad. “Salvada la unidad sustancial del rito romano, se admitirán variaciones y adaptaciones legítimas a los diversos grupos, regiones, pueblos, especialmente en las misiones” (SC 38).
El Papa Benedicto XVI, explicita esta temática, y plantea como finalidad: la participación. “Por tanto, para una participación más eficaz de los fieles en los santos Misterios, es útil proseguir el proceso de inculturación en el ámbito de la celebración eucarística, teniendo en cuenta las posibilidades de adaptación que ofrece la Ordenación General del Misal Romano” (Stum Ctis. 54) Es provechoso prestar atención al carácter dinámico de la inculturación, en el marco de un proceso, que a la vez cuenta con diversas posibilidades. Se trata de un tema complejo. Su planteo, en un primer nivel de consideración, se debe a su carácter genérico.
ü Ars Celebrandi y respeto de los libros litúrgicos.
El concepto de ars celebrandi, por el cual se expresa la integridad del ministro para celebrar la Eucaristía, guarda un vínculo estrecho con la obediencia y atención hacia los libros litúrgicos. “Para una adecuada ars celebrandi es igualmente importante la atención a todas las formas de lenguaje previstas por la liturgia: palabra y canto, gestos y silencios, movimiento del cuerpo, colores litúrgicos de los ornamentos. En efecto, la liturgia tiene por su naturaleza una variedad de formas de comunicación que abarcan todo el ser humano. La sencillez de los gestos y la sobriedad de los signos, realizados en el orden y en los tiempos previstos, comunican y atraen más que la artificiosidad de añadiduras inoportunas. La atención y la obediencia de la estructura propia del ritual, a la vez que manifiestan el reconocimiento del carácter de la Eucaristía como don, expresan la disposición del ministro para acoger con dócil gratitud dicho don inefable.” (Stum. Ctis. 40)
La esencia del ars celebrandi es referencial, puesto que es actio Dei, y porque conforma un binomio con la actuosa participatio. “El ars celebrandi es la mejor premisa para la actuosa participatio” (Stum. Ctis. 38)
Cuando se define el arte de celebrar, se puede traducir sencillamente como celebrar bien. Esto incluye la nota de buena disposición acorde al “espíritu la liturgia”, con una preparación adecuada. También la creatividad, aprovechando la riqueza que ofrece nuestro rito, respetando las indicaciones de los libros litúrgicos, reconociendo de esta manera la centralidad de la comunión (en sentido eclesial). La concepción del proceso de comunicación es enjundiosa, y siempre está patente en la liturgia, por tanto el ars celebrandi debe ser celoso en respetar las instancias de la comunicación humana.
ü La participación de los fieles. Actuosa Participatio.
En continuidad con lo señalado, podemos reconocer un concepto insoslayable: la participación. “En la revisión de los libros litúrgicos, téngase muy en cuenta que en las rúbricas esté prevista también la participación de los fieles.” (SC 31)
Ahora bien, qué se entiende por participación en la liturgia:
§ es algo interno y externo (SC 11)
§ consciente (SC 14),
§ además de activa y plena.
§ Cada uno desempeñe todo y sólo aquello que le corresponde (SC 28)
“La palabra participación aparece siempre en la SC en aquellos pasajes en los que se enuncian los grandes principios de la reforma litúrgica. El nuevo Derecho litúrgico ha prestado la debida atención a lo que ha sido una meta constante de la renovación litúrgica: la participación activa de los fieles en las celebraciones litúrgicas…El Derecho litúrgico es la condición de existencia y de autenticidad de la liturgia. La inobservancia de sus leyes compromete en modo más o menos grave esta autenticidad y causa al pueblo cristiano, que tiene el derecho de recibir las riquezas de la oración de la Iglesia, un grave daño. Los libros litúrgicos constituyen la fuente básica del Derecho litúrgico a causa de las rúbricas que en ellos se contienen. Estos son un vehículo de la tradición en cuanto expresan la fe de la Iglesia (“lex credendi”), ya que se celebra aquello en lo que se cree (“lex orandi”) y lo que se celebra repercute en la fe-vida (“lex vivendi”)”[4]
Interpretar la participación, desde una perspectiva existencial, conduce a integrar la actividad interna y disposición interior. De esta manera, “conviene dejar claro que con esta palabra no se quiere hacer referencia a una simple actividad externa durante la celebración. En realidad, la participación activa deseada por el Concilio se ha de comprender en términos más sustanciales, partiendo de una mayor toma de conciencia del misterio que se celebra y de su relación con la vida cotidiana”(Stum Ctis. 52) También podemos vislumbrar el fortalecimiento de la unión fe y vida.
Una visión incorrecta de la participación, tiende a identificarla con mayor actividad. Se cree que una celebración participativa es la que privilegia el ejercicio de diversos ministerios litúrgicos, sin diferenciar a quien le compete. Frente a esta visión, “es útil recordar que, de por sí, la participación activa no es lo mismo que desempeñar un ministerio particular.” (Stum. Ctis. 53). Realizar lo que a cada uno le incumbe, es parte de la actuosa participatio, la auténtica participación.[5]
ü Tradición y progreso.
En la Nueva Instrucción General del Misal Romano (NIGMR), del año 2000, que anticipa la tercer edición típica (2002), encontramos en el Proemio algunas delimitaciones muy pertinentes. “También las normas actuales, que han sido promulgadas por la autoridad del Concilio Ecuménico Vaticano II, y el nuevo Misal que la Iglesia de rito Romano en adelante empleará para la celebración de la Misa, constituyen una nueva manifestación de esta solicitud de la Iglesia, de su fe y de su amor inalterable para con el sublime misterio eucarístico, y testifican su tradición continua e ininterrumpida, aunque se hayan introducido algunas innovaciones.” (nº 1) Estas aclaraciones en las que se expresa la conjunción de tradición y progreso, son válidas para comprender nuestro misal, pues, se trata de una traducción del mismo misal de Pablo VI. También cabe señalar que la NIGMR está incorporada en la nueva edición de nuestro misal, como un exordio necesario.
La actualidad, caracterizada por mayor versatilidad que otros tiempos, exige un grado de innovación y adaptación, sin dejar de lado la tradición, como ya se ha señalado. “La Iglesia, mientras permanece fiel a su misión de maestra de la verdad, custodiando “lo antiguo”, es decir, el depósito de la tradición, cumple también con su deber de examinar y emplear prudentemente “lo nuevo” (cfr. Mt 13,52). Así, de manera más abierta, una parte del nuevo Misal, ordena las oraciones de la Iglesia a las necesidades de nuestro tiempo; tales son, principalmente, las Misas rituales y por diversas necesidades, en las que oportunamente se combinan lo tradicional y lo nuevo.” (NIGMR nº 15)
Luego de vislumbrar estos conceptos claves, y conservando el reconocimiento de los libros litúrgicos como vehículos de la tradición, ahora podemos progresar y centrarnos propiamente en la historia del Misal que nos atañe.
Un camino fecundo: historia de nuestro Misal.
Se puede elucubrar a priori que el nuevo misal es un trabajo sin raigambre histórico, y constituido por la sola creatividad de un grupo de peritos. En realidad, con lo explicitado, podemos encontrar nuestra traducción en una corriente vital, cuyos antecedentes más cercanos corresponden al Misal de Pablo VI. Y este a su vez hace referencia a otras tradiciones, algunas que pueden remontarse a los primeros siglos de nuestra Iglesia.
Antecedentes[6]
n El Misal de Pablo VI
n Ediciones latinas paradigmáticas (1970; 1975)
n Versiones argentinas
n El texto unificado para los países hispano-hablantes
n Dificultades que originaron la búsqueda de una edición definitiva
Nuestro Misal: Trayecto recorrido.
“En la última etapa del trabajo de revisión de la traducción del Misal fueron asumidos no pocos textos, bien logrados, del primer Misal argentino de 1971; de este modo se puede decir que no se ha despreciado el trabajo de aquellos años de entusiasmo post conciliar, sino que ha sido valorado e incorporado, evitando así una ruptura con las etapas anteriores, en las que se ha trabajado con esmero y amor a la Iglesia y que debe seguir dando su fruto.”[7]
1988-1992
Primer equipo de traducción
1998-1999
Recuperación del primer trabajo
2000-2002
Primera presentación general desde la tercera edición: el texto base
La tercera edición típica
OGMR en 2000
“Liturgiam authenticam” en 2001
Editio typica tertia del Missale Romanum (2002): se caracteriza por la mejora en el plano de la calidad de los textos litúrgicos mediante la inserción de textos nuevos, que reflejan la tradición y provienen del patrimonio de la iglesia antigua; al mismo tiempo presenta no pocas variantes respecto de la edición típica de 1975 en base a la experiencia adquirida en estos años.[8]
La incorporación de las novedades
La presentación a los Obispos (agosto 2002)
La legislación particular (noviembre 2002)
El contacto con los países hermanos
La presentación en la CCDDS (diciembre 2002)
2003-2007
La influencia de “Liturgiam Authenticam”
La primera reunión en Roma (setiembre 2003)
La nueva CEL (noviembre 2003)
El trabajo especial de los Obispos
La comisión “ad hoc” (noviembre 2005)
La última versión
La nueva aprobación de los Obispos (abril 2007)
2007-2009
La aprobación y el camino posterior
Los libros derivados.
n El libro de la Semana Santa
n El libro de la sede
n El Misal con el leccionario integrado
Al finalizar este breve recorrido histórico, es conveniente recordar -como lo hace el proemio de la nueva edición- que el Nuevo Misal Romano es testimonio de fe inalterable y de una tradición ininterrumpida.
Estructura del Misal.
Antes de ingresar en el contenido, y profundizar los elementos que aporta el nuevo misal, apreciemos sinópticamente sus componentes:
1) Sección introductoria:
ü Instrucción General del Misal Romano
ü Propio del Tiempo (SC 102). Contiene el ciclo que desarrolla la totalidad del misterio de la salvación.
ü Ordo missae.
ü El propio de los santos.
2) Cuerpo del Misal.
ü Misas comunes
ü Misas rituales.
ü Misas diversas.
ü Misas votivas.
ü Misas de difuntos.
3) Apéndice.
4) Appendix Missalis Romani.
Novedades del Ordinario.
Para realizar una expedición apropiada del nuevo misal, es imprescindible considerar el ordo missae. Recorriendo la estructura de la Celebración eucarística, señalamos componentes esenciales:
Ritos de entrada. [9]
n Entrada
n Saludo al altar y al pueblo congregado.
Novedad:
· se agruparon
· y ordenaron las diversas colecciones de saludos en el rito inicial.
n Acto penitencial
Novedad
· las introducciones al acto penitencial
· los formularios de la tercera forma de este rito.
n Señor, ten piedad: se omite si se ha usado como rito penitencial, en cuyo caso lleva un tropo antes. Ej.: Tú que eres el Salvador prometido..., anunciado..., esperado... (Adviento) – Tú que fuiste tentado por el Espíritu del mal ... que venciste la tentación con la Palabra de dios ... que nos llamas a compartir tu victoria... (Cuaresma)
n Gloria a Dios
n Oración colecta
Liturgia de la Palabra.
Pertenecen a la parte principal:
n la primera lectura
n el Salmo
n la segunda lectura
n la secuencia
n la aclamación antes del Evangelio
n el Aleluya
n la proclamación del Evangelio
Pertenecen al desarrollo y a la conclusión:
n Homilía
n Credo
n Oración universal o de los fieles
El modelo de formularios para la Oración Universal se encuentra en el apéndice del Misal
Liturgia eucarística.
Está compuesta por tres momentos sucesivos
n Preparación de los dones
n Plegaria eucarística:
n Rito de comunión
Plegaria eucarística.
u Prefacio
u Aclamación
u Epíclesis
u Narración de la institución y consagración
u Anámnesis
u Oblación
u Intercesiones
u Doxología
Novedades.
u Se ubicaron todos los prefacios en sentido lógico, incorporando en la colección los prefacios distribuidos en el Misal (propio del Tiempo o de los santos, o misas rituales) que bien pueden ser usados en otras ocasiones.
u Se dejaron fuera de esta agrupación los que se utilizan en una única circunstancia.
u Como textos novedosos, se incorporaron el Prefacio V de Adviento (por pedido de Argentina) y el Prefacio II de Mártires (incorporado por la III edición latina). Quedaron incluidos todos los prefacios del Ordinario de 1989 y el prefacio tardío del Espíritu Santo II (apto para la Misa dominical).
Prefacios.
n Temporal
u Adviento (5) – Navidad (3) - Epifanía
u Cuaresma (5) – Pasión (2) – Pascua (5) – Ascensión (3)
u Domingos durante el año (10)
u Comunes (9)
n Santoral
u Santísima Virgen María (5)
u Apóstoles (2) – Santos (2) Mártires (2) – Pastores - Vírgenes y santos religiosos
n Sacramentos
u Bautismo – Confirmación (2)
– Eucaristía (3)
u Penitencia - De los enfermos
u Ordenaciones (2) – Matrimonio (3)
Difuntos (5)
Fórmula sacramental.
n TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
n TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA
POR USTEDES Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
n HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Aclamación eucarística.
n Éste es el Misterio de la fe ó bien:
Éste es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
n Éste es el Misterio de la fe, Cristo nos redimió.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.
n Éste es el Misterio de la fe, Cristo se entregó por nosotros.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Salvador del mundo, sálvanos, que nos has liberado por tu cruz y resurrección.
Plegaria eucarística.
u Se redistribuyeron adecuadamente los elementos propios de las plegarias eucarísticas.
u En el apéndice al Ordinario de la Misa se incorporaron las Plegaria de la Reconciliación también modificadas por la III edición latina.
u En el Apéndice del Ordinario se retradujeron las cuatro versiones de la Plegaria eucarística para diversas necesidades (antes llamada V); la versión de la III edición latina las modificó sustancialmente.
u Se incorporaron las Plegarias para las Misas con niños I, II y III (en el apéndice)
Saludo de la paz.
n “Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta la oración Señor Jesucristo, que dijiste; y terminada ésta, extendiendo y juntando las manos, vuelto hacia el pueblo, anuncia la paz diciendo: La paz del Señor esté siempre con ustedes. El pueblo responde: Y con tu espíritu. Luego, según las circunstancias, el sacerdote añade: Dense fraternalmente la paz.
n El sacerdote puede dar la paz a los ministros, pero permaneciendo siempre dentro del presbiterio, para no alterar la celebración. Hará lo mismo si por una causa razonable quiere dar la paz a otros pocos fieles. Todos, según lo establecido por la Conferencia Episcopal, se manifiestan mutuamente la paz, la comunión y la caridad. Mientras se da la paz, se puede decir: La paz del Señor esté siempre contigo, a lo que se responde: “Amén”.
n En la Argentina se resuelve que el modo de darse la paz los fieles sea estrechándose mutuamente las manos o expresándolo con un abrazo y diciéndose: La paz esté contigo, a lo que se responde: Amén.
Comunión.
n “Después el sacerdote toma la patena o el copón, y se aproxima a los que van a comulgar, quienes de ordinario se acercan procesionalmente.
n No está permitido a los fieles tomar por sí mismos el pan consagrado ni el cáliz sagrado ni mucho menos que se lo pasen entre sí de mano en mano. Los fieles comulgan de rodillas o de pie, según lo establezca la Conferencia Episcopal. Cuando comulgan de pie, se recomienda hacer, antes de recibir el Sacramento, la debida reverencia, establecida por las mismas normas Comunión bajo las dos especies”.
En la Argentina se establece, como forma habitual, que los fieles reciban la Comunión de pie y realicen antes, como gesto de reverencia, una inclinación de cabeza. (CEA, 84º Asamblea Plenaria, nov. 2002, Res. n. 12; Recon. CCDDS, Prot. n. 23/03/L, 28 jun 2003).
n “Cuando la Comunión es bajo la sola especie de pan, el sacerdote muestra a cada uno la hostia un poco elevada diciendo: El Cuerpo de Cristo. El que comulga responde: Amén, y recibe el Sacramento en la boca o, donde está permitido, en la mano, según su deseo. El comulgante en cuanto recibe la sagrada hostia, la consume íntegramente.
n Para la comunión bajo las dos especies obsérvese el rito descrito en su lugar (cf. nn. 284-287). En la Argentina se resuelve confirmar el decreto de la CEA promulgado el 19 de junio de 1996 (Recon. CCDDS, Prot. n. 854/1996, 9 may 1996) , según el cual en la Argentina se puede dar la Comunión a los fieles también en la mano.
Novedades en los formularios del Propio del tiempo, Propio y común de los Santos,
Misas rituales, Misas y oraciones por diversas necesidades,
Misas votivas, Misas por los difuntos.[10]
1. Propio del tiempo
La disposición de los formularios de Misas responde a un criterio orgánico, funcional y evitando reenvíos, por lo tanto el celebrante tiene ante los ojos los formularios completos para cada día de la semana, vale decir, Oración Colecta, Oración sobre las ofrendas y Oración para después de la comunión; a tal fin los formularios de cada día ferial del propio del tiempo, como también en otras partes del Misal, fueron impresos íntegramente.
En las citas bíblicas se ha introducido el Confer cuando los textos no son citas textuales o literales porque parafraseadas o incompletas. Como lo pide la quinta Instrucción sobre la traducción de los libros litúrgicos, los textos bíblicos (antífonas), que por lo general provienen de la Vulgata, fueron traducidos directamente del latín como aparecen en el Misal, o tomando la traducción de la Biblia argentina El libro del pueblo de Dios cuando tal traducción respondía fielmente al texto latino.
Se ha prestado más atención a las fórmulas conclusivas de las oraciones: Por Jesucristo…, o Que vive y reina…cuando la oraciones de dirigen a Cristo o según se lo nombre o no hacia el final de las mismas.
Tiempo de Adviento
No hay nuevos textos para este tiempo litúrgico, sino la reestructuración de los mismos para comodidad del celebrante.
Tiempo de Navidad
La novedad más grande de este tiempo está en la composición de un nuevo formulario completo de Misa para la vigilia de la Epifanía, con textos tomados ya sea de la eucología antigua, ya sea del Missale Parisiense de 1738, del Misal precedente y de nueva composición; la antífona de entrada y de la comunión provienen del Missale Parisiense, nn 323 y 333 respectivamente. Para ser más exactos, la Oración Colecta aparecía como tal después de la solemnidad de la Epifanía en el formulario de las Ferias del tiempo de Navidad, día lunes, de la edición precedente del Misal, que a su vez deriva del sacramentario Gelasiano, n. 57, con leves retoques; en la Oración sobre las Ofrendas se encuentran elementos del sermón 204, 2, de san Agustín, y del Rótulo de Ravena 38, en el Sacramentario Veronense n. 1369; la Oración después de la Comunión es mixta, ya que la primera parte es de nueva composición, mientras la segunda está inspirada en la oración n. 61 del Sacramentario Gelasiano.
Tiempo de Cuaresma
Manteniendo invariable la estructura del tiempo cuaresmal, el nuevo Misal introdujo una gran novedad: la oración sobre el pueblo al final de la Misa para cada formulario del tiempo de Cuaresma, recuperando así un elemento ritual y eucológico antiguo, ya presente en el Misal Romano antes de 1970. Algunos de estos textos provienen de las oraciones sobre el pueblo presentes en el Misal de 1970 y 1975, otras provienen de los sacramentarios antiguos y otras son de nueva composición pero inspiradas en textos antiguos.
Siguiendo el principio de evitar repetición de textos, para el sábado de la quinta semana de Cuaresma se introdujo una nueva Colecta y una nueva Oración sobre las ofrendas, dado que los textos de este día ya se encontraban en la Misa para la elección e inscripción del nombre de la Misa ritual para la administración de los sacramentos de la Iniciación cristiana. El primero de los dos nuevos textos presenta una fuerte temática bautismal.
Los formularios de los domingos I, III, IV y V de Cuaresma, están precedidos por una rúbrica que recuerda, como ya lo indica el Ritual de la Iniciación cristiana de los adultos, la celebraciones propias que tienen lugar en estos domingos cuando hay catecúmenos, a saber, la elección o inscripción del nombre (I domingo), el primer escrutinio (III domingo), segundo escrutinio (IV domingo) y tercer escrutinio (V domingo). Estas indicaciones, y otros elementos presentes en la estructura teológico-litúrgica de la Cuaresma -como son las continuas referencias al bautismo en los textos eucológicos y bíblicos-, es signo del carácter bautismal-catecumenal que se ha querido dar al tiempo de preparación para la Pascua en sintonía con la antigua tradición de la Iglesia.
El nuevo misal ha querido remarcar dos aspectos del tiempo cuaresmal, a saber, el aspecto penitencial y comunitario con la introducción de las oraciones sobre el pueblo, y con algunas indicaciones rubricales que revelan una intención teológica sobreentendida, como es el carácter bautismal propio del tiempo.
Semana Santa
Las mayores novedades se encuentran en las rúbricas en adecuación a la Carta circular de la Congregación del Culto Divino sobre la preparación y celebración de las fiestas pascuales de 1988, y del Pontifical Romano. Para esta parte también se introdujeron las oraciones sobre el pueblo.
Para el Viernes Santo el Misal anota algunos cambios en las rúbricas y ritos, a saber: la cruz estará cubierta con un velo morado durante su ostensión; el sacerdote, si lo cree oportuno, se quitará él la casulla y el calzado para hacer el gesto de la adoración de la cruz; se puede cantar la secuencia Stabat Mater, u otro canto que exprese los dolores de la Virgen, al final del rito de la adoración.
Para la Vigilia Pascual las rúbricas fueron ampliadas para favorecer una mejor celebración; se insiste en que sean leídas, si es posible, todas las lecturas. Se introdujeron variantes en la renuncia y profesión de fe. También se recomienda que, con la aprobación del Obispo diocesano, toda la asamblea reciba la Comunión bajo las dos especies, donde las circunstancias lo aconsejen.
Nuestro Misal argentino, al término de la celebración, propone un saludo a la Virgen, dando al mismo tiempo un esquema con su texto.
Tiempo pascual
Para la solemnidad de la Ascensión se introdujo una Misa de la vigilia, dado que era la única solemnidad del Señor, con la de la Epifanía, que no tenía una Misa de la vigilia.
Algo propio de nuestro Misal: en la Misa de la Vigilia de Pentecostés se incorporó la opción de una celebración prolongada de la Vigilia de Pentecostés, que fue un pedido de Argentina y ratificado en las últimas correcciones de la Congregación para el Culto Divino al Misal.
Los formularios del tiempo pascual fueron enriquecidos con colectas alternativas para algunos días, mientras que algunas oraciones fueron reemplazadas por encontrarse repetidas en otros formularios del mismo Misal.
Tiempo durante el año
Este tiempo casi no presenta cambios; fueron levemente modificadas tres oraciones, recuperando algunos elementos presentes en el texto original de su antigua fuente litúrgica.
2. Propio de los Santos
Nos encontramos ante la sección que ha sufrido más retoques. En primer lugar, el Santoral fue ampliado notablemente con formularios para los nuevos santos, 27 en total, introducidos en el calendario universal después de la edición del Misal de 1975, si bien muchas de ellas son memorias libres. La introducción de varios mártires de diversas partes del mundo completa el cuadro geográfico de la santidad, dando al Santoral una característica universal. En no pocos formularios se retocaron algunas oraciones, otras fueron sustituidas, y muchos formularios fueron dotados de antífonas de entrada y de comunión, como también de una oración propia sobre las ofrendas y para después de la comunión.
Se puede constatar que en el Calendario Romano de 63 memorias obligatorias y 94 facultativas de 1970, se llegó ahora a 68 memorias obligatorias y 108 facultativas, vale decir que se pasó a un total de 157 a 176 memorias. A este número hay que sumar luego las celebraciones del calendario particular de cada país, de cada diócesis y de cada familia religiosa. En nuestro Misal Romano se incorporaron los elementos propios de los calendarios nacionales de Argentina (recientemente actualizados y reconocidos), Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia.
Si bien es abundante la figura de santos para venerar, imitar y recurrir a su intercesión, se puede notar que el aumento progresivo es algo abrumador, que restringe los espacios concedidos a los calendarios particulares y se aleja de la Constitución Conciliar sobre la sagrada Liturgia Sacrosanctum Concilium, que en el n. 111 establece lo siguiente: "Para que las fiestas de los santos no prevalezcan sobre los misterios de la salvación, déjese la celebración de muchas de ellas a las iglesias particulares, naciones o familias religiosas, extendiendo a toda la Iglesia sólo aquellas que recuerden a santos de importancia realmente universal".
3. Los Comunes
La estructura de esta parte es la siguiente:
COMÚN DE LA DEDICACIÓN DE UNA IGLESIA
En el Aniversario de la Dedicación
I. En la misma iglesia dedicada
II. Fuera de la iglesia dedicada
COMÚN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
I. Tiempo durante el año
II. Tiempo de Adviento
III. Tiempo de Navidad
IV. Tiempo Pascual
COMÚN DE MÁRTIRES
I. Fuera del tiempo pascual
A. Para varios mártires
B. Para un mártir
II. Durante el tiempo pascual
A. Para varios mártires
B. Para un mártir
III. Para misioneros mártires
A. Para varios misioneros mártires
B. Para un misionero mártir
IV. Para una virgen mártir
V. Para una santa mujer mártir
COMÚN DE PASTORES
I. Para un Papa o un obispo
II. Para un obispo
III. Para pastores
A. Para varios pastores
B. Para un pastor
IV. Para fundadores de iglesias
A. Para un fundador
B. Para varios fundadores
V. Para misioneros
COMÚN DE DOCTORES DE LA IGLESIA
COMÚN DE VÍRGENES
I. Para varias vírgenes
II. Para una virgen
COMÚN DE SANTOS Y SANTAS
I. Para todos los santos
A. Para varios santos
B. Para un santo
II. Para monjes y religiosos
A. Para un abad
B. Para un monje
C. Para una monja
D. Para religiosos
III. Para los santos dedicados a obras de misericordia
IV. Para un santo educador
V. Para santas mujeres
Común de la Virgen
Fue particularmente revisado, ampliando el material ya presente en la edición anterior y enriqueciéndolo con algunos formularios de la Collectio Missarum de Beata María Virgine (=Misas de la Virgen María), ofreciendo así más posibilidades de opción en las celebraciones marianas. Toda la sección mantiene la división en cuatro partes: I Tiempo durante el Año, II Tiempo de Adviento, III Tiempo de Navidad, IV Tiempo pascual.
Más allá de la redistribución de los textos y el enriquecimiento de los formularios, desde el punto de vista teológico, mientras se mantiene en la línea de lo alcanzado por el Concilio Vaticano II sobre la figura de María en la economía de la salvación, ya presente en el Misal de 1975, el nuevo Misal acentúa algunos aspectos particulares de la teología mariana no presentes en las dos ediciones anteriores del Misal. De hecho, la nueva edición ha dado pasos hacia delante gracias a la publicación en 1986 de la colección de las Misas de la Virgen María, redactadas en base a las conquistas mariológicas conciliares, especialmente a partir de Sacrosanctun Concilium, Lumen Gentium y la Exhortación Apostólica Marialis Cultus.
Ante el interrogante que pueda surgir o un por qué el Misal no ha integrado todos los formularios de la colección de las Misas de la Virgen María, hay que recordar que tales Misas constituyen una colección, constituida en gran parte por formularios provenientes de los actuales Propios de las Iglesias particulares, de los Institutos religiosos y del Misal Romano, destinadas en primer lugar a los Santuarios marianos o para las celebraciones votivas en honor de la Virgen María, y que en sí deben considerarse como un apéndice del Misal Romano, como lo indican los Prenotandos, nn. 19-22, de las Misas de la Virgen María. Pero por el significado y finalidad de dicha colección, el nuevo Misal ha querido tomar varios de sus textos atribuyéndole una particular importancia en la recuperación de auténticas perlas marianas, bajo el aspecto teológico, eucológico, estilístico y literario en vista a la importancia y eficacia en el pleno espiritual y pastoral.
Los Comunes fueron mejorados con una redistribución de los formularios y de los textos dentro de los mismos; el trabajo se concentró en el enriquecimiento del repertorio de antífonas, y los pocos textos nuevos de oraciones provienen de las antiguas fuentes litúrgicas, retocados y acomodados para cada formulario. Los formularios manifiestan las diversas conquistas teológicas y litúrgicas sobre la santidad, al mismo tiempo que trazan un cuadro tipológico de la santidad misma. Desde el punto de vista pastoral, además de ofrecer una gran posibilidad de opciones para las diversas celebraciones, los Comunes ofrecen modelos para la composición de textos nuevos de Propios particulares, los cuales deben respetar tanto la estructura interna típica de las fórmulas eucológicas como también responder a los principios teológicos y litúrgicos conciliares.
4. Misas rituales
En el Misal, las misas rituales presentan la siguiente estructura:
I. CELEBRACIÓN DE LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA
1. Para la elección o inscripción del nombre
2. Para los escrutinios
a. En el primer escrutinio
b. En el segundo escrutinio
c . En el tercer escrutinio
3. Para la celebración del Bautismo
4. Para la celebración de la Confirmación
II. CELEBRACIÓN DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS
III. CELEBRACIÓN DEL VIÁTICO
IVIV. CELEBRACIÓN DEL ORDEN SAGRADO
1. Ordenación episcopal
a. Ordenación de un obispo
b. Ordenación de varios obispos
2. Ordenación presbiteral
a. Ordenación de varios presbíteros
b. Ordenación de un solo presbítero
3. Ordenación diaconal
a. Ordenación de varios diáconos
b. Ordenación de un diácono
4. Ordenación de diáconos y presbíteros en la misma celebración
V. CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO
VI. BENDICIÓN DE UN ABAD O DE UNA ABADESA
1. Bendición de un abad
2.Bendición de una abadesa
VII. CONSAGRACIÓN DE VÍRGENES
VIII. PROFESIÓN RELIGIOSA
1. En la primera profesión religiosa
3. En la renovación de los votos
IX. INSTITUCIÓN DE LECTORES Y ACÓLITOS
X. DEDICACIÓN DE UNA IGLESIA Y DE UN ALTAR
1. En la dedicación de una iglesia
2. En la dedicación de un altar.
Esta parte del Misal ha sido enriquecida con dos nuevos formularios: Celebración de la unción de los enfermos e Institución de acólitos y lectores. El título del grupo Por los esposos del Misal anterior, que comprendía también los formularios para los aniversarios, lleva un nuevo título: Celebración del matrimonio, y los formularios para los aniversarios de matrimonio pasaron a las Misas por diversas necesidades, dentro del grupo de textos Por la Santa Iglesia, como veremos, para indicar así la misa ritual propiamente dicha.
5. Misas y oraciones por diversas necesidades
I. POR LA SANTA IGLESIA
1. Por la Iglesia
2. Por el Papa
3. Por el Obispo
4. Para la elección del Papa o del Obispo
5. Por un concilio o por un sínodo
6. Por los sacerdotes
7. Por el propio sacerdote
8. Por los ministros de la iglesia
9. Por las vocaciones a las Sagradas Órdenes
10. Por los laicos
11. Para aniversarios matrimoniales
12. Por la familia
13. Por los religiosos
14. Por las vocaciones religiosas
15. Para promover la concordia
16. Para pedir la reconciliación
17. Por la unidad de los cristianos
18. Por la evangelización de los pueblos
19. Por los cristianos que sufren persecución
20. En reuniones espirituales o pastorales
II. POR NECESIDADES PÚBLICAS
21. Por la patria o por la ciudad
22. Por las autoridades públicas
23. Para reuniones de gobernantes de naciones
24. Por el Presidente de la república o Gobernador
25. Al comienzo de actividades civiles, laborales o escolares
26. Por la santificación del trabajo humano
27. En la siembra del campo
28. Después de la cosecha
29. Por el progreso de los pueblos
30. Por la paz y la justicia
31. En tiempo de guerra o de desorden público
32. Por los refugiados y exiliados
33. En tiempo de hambre o por los que padecen hambre
34. En caso de terremoto
35. Para pedir la lluvia
36. Para pedir buen tiempo
37. Para alejar las tempestades
III. EN DIVERSAS CIRCUNSTANCIAS
38. Por el perdón de los pecados
39. Para pedir la castidad
40. Para pedir la caridad
41. Por los familiares y amigos
42. Por los que nos hacen sufrir
43. Por quienes están privados de su libertad
44. Por los encarcelados
45. Por los enfermos
46. Por los moribundos
47. Para pedir la gracia de una buena muerte
48. Ante cualquier necesidad
49. Para dar gracias a Dios
Toda esta sección se abre con una rúbrica, ampliada, sobre los tiempos litúrgicos convenientes en los cuales se da la posibilidad de utilizar tales formularios y sobre el uso de las Plegarias eucarísticas en estas celebraciones. Los 46 formularios del Misal de 1975 fueron aumentados con otros tres.
6. Misas votivas
1. De la Santísima Trinidad
2. De la misericordia de Dios
3. De Nuestro Señor Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote
4. Del Misterio de la Santa Cruz
5. De la Santísima Eucaristía
6. Del Santísimo Nombre de Jesús
7. De la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo
8. Del Sagrado Corazón de Jesús
9. Del Espíritu Santo
10. De Santa María Virgen
11. De los Santos Ángeles
12. De San Juan Bautista
13. De San José
14. De todos los Santos Apóstoles
15. De los Santos Apóstoles Pedro y Pablo
16. De San Pedro, Apóstol
17. De San Pablo, Apóstol
18. De un santo Apóstol
19. De todos los Santos
Esta parte del Misal no presenta novedades sustanciales con respecto a la edición de 1975, si bien de 16 textos del Misal precedente se ha pasado a 19 en el actual.
7. Misas por los difuntos.
I. EN LAS EXEQUIAS
Fuera del tiempo pascual
Durante el tiempo pascual
En las exequias de un niño bautizado
En las exequias de niños no bautizados
II. EN EL ANIVERSARIO
Fuera del tiempo pascual
Durante el tiempo pascual
III. EN OTRAS CONMEMORACIONES
A. Por un difunto
B. Por varios o por todos los difuntos
IV. OTRAS ORACIONES POR LOS DIFUNTOS
1. Por el Papa
2. Por un obispo
3. Por un sacerdote
4. Por un diácono
5. Por un religioso
6. Por un difunto que trabajó al servicio del evangelio
7. Por un difunto joven
8. Por un difunto que ha padecido una larga enfermedad
9. Por un difunto muerto repentinamente
10. Por esposos difuntos
11. Por los propios padres
12. Por los hermanos, parientes o bienhechores difuntos
El nuevo Misal ha reordenado los formularios ya que los cinco títulos de la edición precedente fueron reducidos a cuatro, logrando una estructura más simple, lógica y clara. 8. Apéndices
El esquema de esta parte es el siguiente:
I. Textos musicalizados del ordinario de la misa (edición separada)
II. Rito para la bendición y aspersión del agua
III. Institución de ministros de la comunión
Rito para designar un ministro ocasional para la distribución de la Comunión
Rito para instituir ministros extraordinarios de la Comunión
IV. Rito de la bendición del cáliz y la patena dentro de la Misa
V. Modelo de formularios para la Oración Universal
VI. Plegarias eucarísticas para las misas con niños
Plegaria eucarística I
Plegaria eucarística II
Plegaria eucarística III
Preparación para la misa
Acción de gracias después de la misa
Completan estos apéndices la incorporación, en la III Edición típica del Misal, de oraciones privadas: una oración de Preparación para la Misa y otra de Acción de gracias después de la Misa, tomadas de los antiguos Misales. Sigue a estas oraciones el texto de la oración Ave María; posiblemente la editio typica latina quiera asegurar su presencia en los libros litúrgicos post conciliares, aprovechando al mismo tiempo la ocasión para promover una traducción oficial en las lenguas vernáculas.
Notas para una Espiritualidad Litúrgica, a partir del Misal
ü La Liturgia: Obra común del Espíritu y de la Iglesia. [11]
El punto de partida es la concepción de la Liturgia como obra común (sinergia) del Espíritu y de la Iglesia. La liturgia es fuente de la vida espiritual. El Espíritu es el pedagogo de la fe del pueblo de Dios, lo introduce en el misterio. “El Espíritu Santo es el artífice de las "obras maestras de Dios" que son los sacramentos de la Nueva Alianza” (CEC 1091)
¿Cómo se realiza esta obra del Espíritu y de la Iglesia? El Espíritu Santo prepara, recuerda-manifiesta, hace presente, une a la iglesia a la vida y a la misión de Cristo. (cfr. CEC 1093- 1109)
Prepara: la asamblea debe disponerse para recibir al Señor; tiende a suscitar la fe, la adhesión a la voluntad del Padre.
Recuerda: memorial del misterio de la salvación, el Espíritu es la memoria viva de la Iglesia, descubre en la trama de la historia la acción de Dios. Recuerdo que suscita la acción de gracias.
Actualiza: el misterio pascual no se repite, se celebra.
Pone en comunión para ser su cuerpo. El fruto del Espíritu es la comunión.
El gran liturgo de la celebración es el Espíritu Santo, el nos permite vivir la Eucaristía como la misteriosa sinfonía del Verbo Encarnado. Esta es la obra del Espíritu y de la Iglesia, y juntos somos llevados a la unidad con el Hijo, para cantar la alegría del Padre.
Algunos movimientos de esta “sinfonía”:
Ritos iniciales: preludio, nos convertimos para acercarnos a la adoración. Una adoración sin una conversión sería una hipocresía. Evangelio: momento epiclético de la liturgia de la Palabra.
Anáfora: por ella la Pascua de Jesús es nuestra pascua. El Espíritu nos lleva a la consumación del amor. Elevamos nuestros corazones para entrar con Cristo hacia el Padre. En la Eucaristía se unen la plagaría y el misterio. El sacerdote, rezando en la plegaria de cara al Padre bebe la fuente de la paternidad. El que preside es el signo del Padre en la comunidad.
Anamnesis: incorporar al mundo en nuestra plegaria.
Vivir la espiritualidad de la misa significa tomar en serio la presencia del Espíritu en nosotros. Aparecida plantea la necesidad de una conversión pastoral: de conservación a la misión( cfr. DA 370)[12]. La clave es la liturgia. El espíritu es el gran convocador de la diversidad.
Es muy importante profundizar sobre las tres características de una espiritualidad litúrgica: Trinitaria, cristocéntrica, y pascual. “Toda celebración sacramental es un encuentro de los hijos de Dios con su Padre, en Cristo y en el Espíritu Santo, y este encuentro se expresa como un diálogo a través de acciones y de palabras. Ciertamente, las acciones simbólicas son ya un lenguaje, pero es preciso que la Palabra de Dios y la respuesta de fe acompañen y vivifiquen estas acciones, a fin de que la semilla del Reino dé su fruto en la tierra buena. Las acciones litúrgicas significan lo que expresa la Palabra de Dios: a la vez la iniciativa gratuita de Dios y la respuesta de fe de su pueblo”(núm. 1153)
ü El cimiento es la Sagrada Escritura.[13]
La Sagrada Escritura es el fundamento de la espiritualidad litúrgica. La palabra proclamada se hace real, la liturgia es la Biblia en acto, prepara y desarrolla la acción litúrgica. Nunca como en la liturgia tiene actualidad y fuerza la Palabra de Dios. La eucología es la Palabra de Dios puesta por oración. Podemos definir al misal, como el testimonio de la gran oración de la Iglesia, que hunde sus raíces profundas en la Sagrada Escritura.
Debemos ser dóciles al Espíritu que quiere renovar la vida de la iglesia, recuperar el entusiasmo de la 1º hora (del post concilio). Tenemos que pasar de la euforia de la forma, a la euforia del contenido, que es lo realmente importante para formar la espiritualidad litúrgica. Este paso tiene que ayudarnos a rezar, cuando celebramos.
Se espera que el nuevo misal ayude celebrar con un espíritu renovado. Por tanto no se trata, tan solo, de un simple cambio de libros, sino más bien de una gran oportunidad para apartarnos de la rutina que desgasta y comprometernos a celebrar.
Así podemos descubrir al misal como fuente de vida espiritual para el sacerdote. Entonces el nuevo misal, no es simplemente una buena traducción, o un logro del crecimiento litúrgico en la Argentina, sino una herramienta de renovación espiritual y litúrgica, que ayuda a vivir el encuentro y la conversión pastoral, en todo el pueblo de Dios.
La Eucaristía, lugar privilegiado del encuentro del discípulo con Jesucristo.
Para crecer en la espiritualidad litúrgica, es fundamental reconocer especialmente en la Eucaristía, la fuente de Vida, que nos constituye discípulos, y nos desborda de tal manera que nos forja transmisores de vida, es decir discípulos misioneros. Ahora bien, ¿de qué manera bebemos de esta fuente? Mediante el encuentro vital con Cristo, que transforma y posibilita el celebrar. “Encontramos a Jesucristo, de modo admirable, en la Sagrada Liturgia. Al vivirla, celebrando el misterio pascual, los discípulos de Cristo penetran más en los misterios del Reino y expresan de modo sacramental su vocación de discípulos y misioneros” (DA 250)
Entonces, se es discípulo misionero durante las celebraciones, y también fuera de ellas, en las actividades de la vida cotidiana. La espiritualidad litúrgica colabora en la unificación de la fe y vida, es causa de integración. Tal proceso nos lleva al corazón mismo del misterio cristiano. “Hay un estrecho vínculo entre las tres dimensiones de la vocación cristiana: creer, celebrar y vivir el misterio de Jesucristo, de tal modo que la existencia cristiana adquiera verdaderamente una forma eucarística… Los fieles deben vivir su fe en la centralidad del misterio pascual de Cristo a través de la Eucaristía de modo que toda su vida sea cada vez más vida eucarística” (DA 251)
El discípulo misionero se encuentra con el Señor y con los hermanos, en el corazón del misterio pascual celebrado. Este es el generador de una vida eucarística, es decir de una vida que es portadora de la Vida, y por ello puede ser convertida y adquirir una “forma eucarística”. Tal proceso lleva a “dejar la seguridad de la orilla” para adentrarse en la vivencia de las Bienaventuranzas, y a crecer en el arte de salir de la comodidad para testimoniar la Buena Nueva, acompañar a los hermanos, y compartir la vida en Cristo.
Observaciones pastorales.
Presentamos una nómina de algunas consecuencias pastorales, y otros desafíos, que nos plantea la edición del nuevo Misal Romano para Argentina. Como principio básico: “Favorece la celebración eucarística que los sacerdotes y los responsables de la pastoral litúrgica se esfuercen en dar a conocer los libros litúrgicos vigentes y las respectivas normas, resaltando las grandes riquezas de la Ordenación General del Misal Romano y de la Ordenación de las Lecturas de la Misa.” (Stum. Ctis. 40) Los siguientes ítems se dirigen tanto a sacerdotes, como a los equipos de liturgia:
· Presentar el misal: como texto de celebración y oración. Evitar el considerar sólo como un cambiar de libros. Prepararnos para rezar y guiar la oración del pueblo.
· Enseñar a gustar la Palabra, en actitud de esperar al Señor. Descubrir la riqueza de las oraciones: ej. Lectio eucológica.
· Profundizar continuamente la docilidad al Espíritu, tomando en serio su acción en nosotros. Redescubrir el sentido del silencio.
· Aprovechar esta ocasión para conocer y aplicar las orientaciones de la Nueva Instrucción General del Misal Romano, que preceden el Misal. Por el desconocimiento de la misma, tal vez, algunos elementos que puedan resultarnos como novedad del misal para Argentina, sean – en algunos casos- la aplicación de la NIGMR.
· Organizar catequesis eucarísticas parroquiales. Es conveniente crear estos espacios, pues sino corremos el riesgo de sobrecargar la celebración de la Eucaristía de elementos catequéticos. Puede ser, por ejemplo, los jueves a la noche. Temáticas: el sentido de la Eucaristía, la estructura, las posturas, los cantos, las actitudes personales, comunitarias, de la celebración, etc. “En particular, por lo que se refiere a la relación entre el ars celebrandi y la actuosa participatio, se ha de afirmar ante todo que la mejor catequesis sobre la Eucaristía es la Eucaristía misma bien celebrada”(Stum. Ctis. 64)
Es muy conveniente prestar atención al: Itinerario mistagógico (Stum. Ctis. 64)
a) Ante todo, la interpretación de los ritos a la luz de los acontecimientos salvíficos, según la tradición viva de la Iglesia.
b) Además, la catequesis mistagógica ha de introducir en el significado de los signos contenidos en los ritos.
c) Finalmente, la catequesis mistagógica ha de enseñar el significado de los ritos en relación con la vida cristiana en todas sus facetas, como el trabajo y los compromisos, el pensamiento y el afecto, la actividad y el descanso.
El sacerdote, como maestro que conduce al pueblo hacia la celebración y contemplación del misterio, tiene un rol decisivo en tal itinerario. Debe recuperar el verdadero sentido de misterio, aclarar y corregir todo viso de oscurantismo que pueda obstaculizar la comprensión de un término tan rico y apropiado. Algunas actitudes pueden influir en una errónea concepción, y esto sólo contribuye a una confusión innecesaria. Por tanto, al encaminarse en el itinerario mistagógico, es loable exponer integralmente el sentido de misterio, como una realidad divina en la que estamos inmersos, y de la cual sólo conocemos unos “velos”, y no podemos abarcarla, puesto que nos desborda totalmente. Entonces el sacerdote es quien devela el misterio, en el sentido de mostrar la Verdad que este contiene y expresa.
· Musicalizar las antífonas, de entrada y comunión. De esta manera puede resultar más evidente su función, y aprovechar la riqueza que comportan.
· Cambiar algunas costumbres, que no condicen realmente con el rito. Muchas veces se institucionalizan formas de celebrar que no tienen asidero en la práctica real.
Estas son algunas dimensiones que pueden ser tenidas en cuenta, al recibir el nuevo misal. Ciertamente no agotan las diversas propuestas que pueden plantearse, y llevarse a cabo. La creatividad juega un papel muy importante, y es significativo compartir las distintas modalidades que se vayan suscitando en las Iglesias particulares.
Conclusión
Recibir el nuevo misal en el contexto del Año Sacerdotal, y de la Misión continental, es sumamente significativo. Contagiados por la encomiable atmósfera de renovación que ha suscitado Aparecida, nos dirigimos a profundizar una nueva etapa en la vida litúrgica de Argentina. Cuando el documento conclusivo se refiere a la Misión continental, expresa la necesidad de la misión permanente, y no tanto de la creación de una mega estructura, que sea sólo pasajera. [14]Análogamente, con el misal se quiere generar la renovación de la liturgia, en nuestro país, pero no solo por la difusión del nuevo libro litúrgico, sino también fortaleciendo la conciencia de una permanente actitud recreada en la celebración de la Eucaristía.
“Quizá esperábamos novedades clamorosas, pero no es así. Lo importante es valorar lo que ahora se tiene. En otras palabras, acercar la oración al pueblo y el pueblo a la oración… Que nos anime el espíritu de la renovación litúrgica promovida por el Concilio Vaticano II, como también lo expresado por el Cardenal Jorge Bergoglio en un párrafo de la Presentación del Misal Romano para Argentina, donde afirma: «La acción eucarística, con sus palabras, gestos y lecturas, requiere una fiel atención, para que los pastores, al celebrarla, animemos a los fieles cristianos a una participación activa y fructuosa, y les trasmitamos los bienes que se contienen en ella. Será por tanto valioso y útil conocer y aplicar las orientaciones de la Ordenación General del Misal Romano, que preceden el Misal. Como nos enseña el Santo Padre Benedicto XVI, celebrando en “obediencia fiel a las normas litúrgicas en su plenitud” se asegura “la vida de fe de todos los creyentes, los cuales están llamados a vivir la celebración como Pueblo de Dios, sacerdocio real, nación santa” (cf. 1 Pe 2, 4-5.9) (Benedicto XVI, Sacramentum caritatis, 38)». [15]
Como seminaristas, nos resulta particularmente significativo familiarizarnos con el nuevo Misal. En primer término, por nuestra asidua vivencia eucarística, y su lugar en la formación espiritual e intelectual. Y también, porque somos la “generación del Misal 2009”, nosotros celebraremos, con la gracia de nuestro Señor, nuestra primera misa, y todas las demás “primeras misas, con este nuevo libro litúrgico”. Aprovechemos rezar, hacer lectio, e interpretar las rúbricas para crecer en la actuosa participatio, que, en nosotros, se proyecta hacia el ars celebrandi.
Marcelo Singh
Bibliografía.
ü Textos magisteriales.
Concilio Vaticano II. Constitución Dogmática Sacrosantum Concilium.
Nueva Instrucción General del Misal Romano, del año 2000.
Catecismo de la Iglesia Católica.
Benedicto XVI. Exhortación Post Sinodal: Sacramentum Caritatis.
CCD. Instrucción: Redemptionis Sacramentum.
Documento Conclusivo de Aparecida.
Carta pastoral de los obispos argentinos con ocasión de la Misión Continental aprobada por la 153ª Reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina. (20 de agosto de 2009)
ü 23º Encuentro de Estudios de la S.A.L. Junio 2009.
Bergoglio, J. Propuesta de Aparecida para la Pastoral de la Iglesia en Argentina. (Paper)
Cargnello, M. Espiritualidad y uso pastoral del Misal. (Alocución)
Leikam, R. Novedades en los formularios del Propio del tiempo, Propio y común de los Santos, Misas rituales, Misas y oraciones por diversas necesidades, Misas votivas, Misas por los difuntos. (Paper)
Haller, M. Novedades del Ordinario (Presentación en Power Point)
Russo, R. El Derecho litúrgico en la Pastoral Litúrgica (Presentación en Power Point).
Gramlich, C. Historia del Misal Romano para Argentina (Presentación en Power Point).
[1] Leikam, R. Novedades en los formularios del Propio del tiempo, Propio y común de los Santos, Misas rituales, Misas y oraciones por diversas necesidades, Misas votivas, Misas por los difuntos. 23º Encuentro de Estudios de la S.A.L. Junio 2009.
[2] Ibíd.
[3] Haller, M. Novedades del Ordinario (Presentación en Power Point)
[4] Russo, R. El Derecho litúrgico en la Pastoral Litúrgica (Presentación en Power Point).
[5] También Redemptionis Sacramentum 36-42, resume formidablemente lo central de la temática: participación en la celebración de la Eucaristía. También Cfr. SC 11.
[6] Gramlich, C. Historia del Misal Romano para Argentina (Presentación en Power Point).
[7] Leikam, R. Op. cit.
[8] Leikam, R. Op. cit.
[9] Haller, M. Op. cit.
[10] Cfr. Leikam, R. Op. cit.
[11] Cfr. Cargnello, Mario. Espiritualidad y uso pastoral del Misal. 23º Encuentro de Estudios de la S.A.L. Junio 2009.
[12] Cfr. Bergoglio, J. Propuesta de Aparecida para la Pastoral de la Iglesia en Argentina. 23º Encuentro de Estudios de la S.A.L. Junio 2009.
[13] Cfr. Cargnello, Mario. Op. cit.
[14] Cfr. Carta pastoral de los obispos argentinos con ocasión de la Misión Continental aprobada por la 153ª Reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina (20 de agosto de 2009) “La propuesta de Aparecida es más audaz, va más allá de una misión programática aunque no la excluye. La Misión que propone Aparecida no está limitada en el tiempo, sino pensada de forma tal que después que se inicie continúe, que sea una misión permanente. No se trata de programar una serie de acciones, aunque no lo descarta, sino el comienzo de algo con proyección indeterminada.” (nº 7)
[15] Cfr. Leikam R. Op. cit.
martes, 18 de agosto de 2009
HACIA LA RENOVACIÓN DEL PACTO DE FIDELIDAD, EN EL MARCO DEL BICENTENARIO
La Iglesia que peregrina en Salta se prepara para renovar el próximo 15 de Setiembre la celebración del Pacto de Fidelidad. Este año meditaremos en el caminar de la procesión sobre el sacerdocio, como don de Dios para la comunidad, los desafíos de la formación, la participación de los laicos en el oficio sacerdotal y el desafío planteado por la Conferencia Episcopal Argentina hacia un Bicentenario en justicia y paz.
lunes, 29 de junio de 2009
23º ENCUENTRO DE ESTUDIOS DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE LITURGIA.(Crónica. Por Marcelo Singh 4º de Teología).
Del 15 al 18 de Junio se realizó en Pilar (Casa “El Cenáculo”) el 23° Encuentro de Estudios de la S.A.L. (Sociedad Argentina de Liturgia). La temática central fue: La Pastoral Litúrgica, se abordaron sus desafíos y fundamentos. También se efectuó, con gozo y especial interés, la presentación del Nuevo Misal Romano para Argentina.
En un clima de fraternidad y comunión, enriquecido por la presencia de obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos, seminaristas, laicos, pertenecientes a numerosas diócesis de nuestro país, y de Uruguay, se compartió el amor común por la liturgia. Sin duda, que la alegría del Nuevo Misal captó la mayor atención. Es importante considerar que las disertaciones manifestaron un planteo integral: la pastoral en general, la pastoral litúrgica, el nuevo Misal Romano (su historia, novedades y espiritualidad), y la conclusión sobre la relación del derecho litúrgico y la pastoral litúrgica.
En el Catecismo de la Iglesia Católica leemos: “el Espíritu Santo es el artífice de las "obras maestras de Dios" que son los sacramentos de la Nueva Alianza” (1091), con esta perspectiva vamos a dilucidar lo reflexionado en las jornadas organizadas por la S.A.L.
La Pastoral desde Aparecida
El cardenal Jorge Bergoglio, realizó la apertura del XXIII Encuentro de Estudios, desarrollando algunos conceptos claves para comprender la enseñanza del documento de Aparecida en referencia a la pastoral de la Iglesia. Una cita fundamental fue: “Jesús es el Buen Pastor, quiere comunicarnos su vida y ponerse al servicio de la vida” (Aparecida 353). Y explicó: “Este enfoque referencial subraya el hecho de que la pastoral será, pues, tarea de pastores que se dejan pastorear y salen a pastorear”.
Destacó también, las categorías de encuentro y conversión. La primera definió como “la categoría antropológica más utilizada en el Documento”. Y advirtió: “nuestro pecado principal como pueblo argentino es el de los desencuentros”. Con respecto a la conversión, aseveró que es el primer fruto del Encuentro con Jesucristo, y agregó el adjetivo “pastoral”. Por tanto, la conversión no es sólo ética y moral, sino también espiritual, integral de toda nuestra experiencia religiosa.
De esta manera, la ponencia introductoria generó el contexto adecuado para el resto de las exposiciones: el “encuentro” ha de ser procurado en la pastoral litúrgica, llevando a una conversión pastoral del discípulo misionero. También el Misal Romano para Argentina, enmarcado en la pastoral litúrgica quiere colaborar al “encuentro”, con Cristo, y entre los hermanos; y pretende ayudar a la conversión pastoral, para vivir con un nuevo espíritu el Misterio que celebramos.
Una pastoral que acompaña la Vida sacramental.
La pastoral litúrgica es la acción realizada por el pueblo de Dios, para la edificación del Cuerpo de Cristo mediante acciones eclesiales propias de la celebración cristiana, teniendo en cuenta la situación concreta de los hombres que celebran. Se trata de una acción que implica un constante acompañamiento: durante las diversas etapas de la vida; y en las celebraciones litúrgicas. En este último ámbito se distinguen tres estadios básicos: antes, en las catequesis para recibir los sacramentos, así como en la recepción inmediata a los mismos; durante: colaborando en la celebración; y después, atendiendo a la perseverancia, y vinculo con la comunidad.
En referencia a este tema, tuvo lugar un panel, explicitando desafíos actuales. Participaron del mismo: Lic. Graciela Dotro (socióloga), Pbro. Gerardo Castellano, párroco del Santuario San Cayetano (Arq. Bs. As.), y el Pbro. Eduardo Mangiarotti (Dioc. San Isidro). Se evidenciaron características de la posmodernidad, que interpelan, en aspectos significativos la conformación de una pastoral litúrgica. Fue muy interesante la relación con la piedad popular, y el ámbito juvenil.
El pbro. Lic. Oscar López (Dioc. Avellaneda – Lanús) describió los fundamentos, características y exigencias de la Pastoral Litúrgica. Su exposición esquematizó las generalidades, que especificó el Pbro. Lic. Germán Vallejos (Dioc. De Reconquista), marcando las aplicaciones a la Iniciación cristiana, asamblea eucarística, tiempos litúrgicos, sacramentales y piedad popular.
El nuevo Misal Romano para Argentina: ¿un simple cambio de libro?
En la trama de la pastoral litúrgica, se comprende la preocupación por un misal adecuado al lenguaje y cultura argentina. A través de cuatro exposiciones se trazó el exhaustivo camino, que fue recorrido hasta llegar a las últimas instancias que han posibilitado este misal.
El pbro. Cristian Gramlich (Dioc. San Isidro) tuvo a su cargo la presentación del nuevo misal. Relató la historia, que a lo largo de veinte años, puede atestiguar el trabajo serio y profundamente eclesial, que distintos peritos, licenciados y doctores en materia litúrgica han realizado con denodado esfuerzo para facilitar a nuestra Iglesia en Argentina el Misal.
Una de las preguntas más acuciantes, que se plantea con ímpetu, es ¿qué novedades encontraremos? Respondieron con precisión a esta cuestión: Pbro. Lic. Mario Haller (Arq. Paraná) exponiendo lo nuevo en el ordinario de la Misa; y el R. P. Dr. Rubén Leikam o.s.b., refiriéndose a los formularios eucológicos (las oraciones propias del que preside la Eucaristía). El sacerdote benedictino destacó: “las novedades del Misal pueden ser resumidas en tres puntos: enriquecimiento (formularios nuevos y/o completos, oraciones nuevas y/o alternativas, antífonas); correcciones (de oraciones, de referencias bíblicas, errores presentes en la editio typica latina); reestructuración y/o cambios (formularios que integran secciones, rúbricas)”.
Es clara la “innovación”, pero hay que recalcar que se realzó reiteradamente: “la renovación”. Se espera que el nuevo misal ayude celebrar con un espíritu renovado. Entonces, no se trata de un simple cambio de libros, sino más bien de una gran oportunidad para crecer en el compromiso con la celebración.
Para comprender más aún esta perspectiva, Mons. Mario Cargnello (Arzobispo de Salta), desarrolló la espiritualidad del misal. Estableció como punto de partida la concepción de la Liturgia como obra común del Espíritu y de la Iglesia (cfr. CEC 1091). Desde allí esbozó tres características de una espiritualidad litúrgica: Trinitaria, cristocéntrica, y pascual. Con este exordio podemos descubrir al misal como fuente de vida espiritual para el sacerdote. Luego, no es sólo una buena traducción, o un logro del crecimiento litúrgico en la Argentina, sino una herramienta de renovación espiritual y litúrgica, que ayuda a vivir el encuentro y la conversión pastoral. Finalizó con algunas consecuencias pastorales: presentar el misal como texto de oración; invitar a preparar en oración la celebración, enseñar a gustar la riqueza de las oraciones; redescubrir el sentido del silencio. Es remarcable profundizar continuamente la docilidad al Espíritu, tomando en serio su acción en nosotros.
El Derecho Litúrgico: instrumento al servicio de la pastoral eclesial.
Se concluyó el encuentro de formación escudriñando la relación de la legislación litúrgica y la pastoral litúrgica. El Pbro. Roberto Russo (Arq. Montevideo) puntualizó el derecho litúrgico como “el conjunto de leyes que han de observarse en relación con la celebraciones litúrgicas”. Forma parte del Derecho Canónico, pero con una fisonomía particular. Es también, condición de existencia de la liturgia, pues su objetivo último es la comunión, no sólo el transmitir una norma práctica. El trasfondo es la eclesiología de comunión, por ello las rúbricas tienen en cuenta la participación. Estas regulan las acciones litúrgicas, y están a su servicio; su adecuada interpretación expresa la fidelidad al sentido expresado en el rito latino.
La comunión de la Iglesia.
Fue significativo en las distintas ponencias constatar una intención explícita de volver a las fuentes del Concilio Vaticano II, pues en todas fue plausiblemente reiterativo el desarrollar, explicar o simplemente citar conceptos de la constitución dogmática Sacrosantum Concilium. También fue cierta la comunión con el magisterio latinoamericano, recurriendo al reciente documento de Aparecida.
Asimismo la comunión en nuestra iglesia católica, se construye por la diversidad, y esto nos permite valorar la identidad de nuestro rito. Es necesario recuperar características propias de nuestro rito latino, integrarlas pueden ayudarnos existencialmente: la sencillez, claridad, participación. Simplicidad, que facilita la participación, y flexibilidad que ayuda a superar fijismos.
Para concluir, cito textualmente el Catecismo de la Iglesia Católica. El siguiente fragmento, me parece, resume lo reflexionado en este último encuentro de estudios de la SAL, y deja latente el contexto vital para comprender las renovaciones en la liturgia: “Toda celebración sacramental es un encuentro de los hijos de Dios con su Padre, en Cristo y en el Espíritu Santo, y este encuentro se expresa como un diálogo a través de acciones y de palabras. Ciertamente, las acciones simbólicas son ya un lenguaje, pero es preciso que la Palabra de Dios y la respuesta de fe acompañen y vivifiquen estas acciones, a fin de que la semilla del Reino dé su fruto en la tierra buena. Las acciones litúrgicas significan lo que expresa la Palabra de Dios: a la vez la iniciativa gratuita de Dios y la respuesta de fe de su pueblo”(núm. 1153)
Marcelo Singh
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